viernes, 2 de enero de 2015

2 de enero.

2 de enero.
Juan 1,19-28
"Yo soy la voz que grita en el desierto."
Profeta es lo mismo que mensajero, interprete, portavoz; el profeta es el que habla en nombre de otro, en este caso el que habla en nombre de Dios; profetizar es, por lo tanto, proclamar el mensajes de salvación, el Kerigma de Jesús.
Ése Juan el Bautista y ése debes ser tú.
Juan no se envanece por su misión, niega ser lo que en realidad no es pero a continuación comienza a dar a conocer lo que es, hablando de Jesucristo, alabándolo entusiastamente, juzgándose a sí mismo indigno aun de desatar la correa de las sandalias de Jesús.
Cuando tú ejerzas tu misión apostólica y Dios permite que en ella puedas gozar con algunos éxitos, bajo ningún concepto te será licito envanecerte, como si tuyo fuera el merito, o de ti procediera el bien que haces; dirígelo todo a Dios, según San Pablo recomienda a los Efesios: "Porque ustedes han sido salvados por la gracia mediante la fe, y esto no proviene de ustedes, sino que es un don de Dios" (Ef 2,8).
La vocación al apostolado es una gracia especial de Dios, que nosotros no hemos merecido.
Esa aleccionadora la conducta de Juan. Esta vez de defenderse, aprovecha la ocasión que se le presenta para dar testimonio de Jesucristo. Juan siente su responsabilidad de Precursor. Él no tiene otra razón de ser que dar testimonio del Mesías. No le interesa el concepto que puedan formarse de él los fariseos. No le interesa otra cosa que dar testimonio de Cristo.
Cuánto tiempo perderemos muchas veces los apóstoles, queriendo defender nuestra posición o nuestro criterio, o queriéndonos defender contra las apreciaciones injustas de los demás. Lo importante para nosotros es que los demás tengan un concepto elevado de nuestra misión, o que reconozcan nuestra autoridad; lo importante es dar testimonio de Cristo: ejercer el apostolado.
Finalmente no pienses que para hablar de Jesús sea preciso hallarse en condiciones especiales; todas las ocasiones son buenas para hablar con Jesús, si sabemos utilizarlas con prudencia; Jesús nunca estorba, nunca está de más, su Palabra siempre es positiva y generosa resoluciones.
Vivencia:
A Juan el Bautista le preguntaron claramente "¿Quién eres tú?" Y el mundo de hoy cuestiona a ti mismo sobre tu misión profética. Y tú estás para interpelar a este mundo, pero en nombre de Jesús. Juan respondió que él era la voz de Jesús. ¿Puedes tú responder como la misma valentía que Juan, que tú eres nada más que una cristiano que da testimonio de Jesucristo, que transmite la voz de Jesucristo a través del tiempo y del espacio, un cristiano que vive su cristianismo, rigiendo su vida con los principios del Evangelio.?
Fuente: El evangelio meditado por Alfonso Milagro, Editorial Claretiana.
Los libros de esta colección puedes comprarlos haciendo clic aquí:
www.editorialclaretiana.com.ar

No hay comentarios:

Publicar un comentario