domingo, 18 de enero de 2015

DOMINGO 18 DE ENERO DE 2015 - SEGUNDO DEL TIEMPO ORDINARIO.

DOMINGO 18 DE ENERO DE 2015 - SEGUNDO DEL TIEMPO ORDINARIO.

Autor: P. Juan Manuel Toro Vallejo
Fuente: www.mensajespanyvida.org

SEPAN QUE EL REINO DE DIOS ESTÁ CERCA

PRIMERA LECTURA
Lectura del primer libro de Samuel (3,3b-10. 19):

En aquellos días, Samuel estaba acostado en el templo del Señor, donde estaba el arca de Dios. El Señor llamó a Samuel, y él respondió: «Aquí estoy.»
Fue corriendo a donde estaba Elí y le dijo: «Aquí estoy; vengo porque me has llamado.» Respondió Elí: «No te he llamado; vuelve a acostarte.»
Samuel volvió a acostarse. Volvió a llamar el Señor a Samuel.
Él se levantó y fue a donde estaba Elí y le dijo: «Aquí estoy; vengo porque me has llamado.» Respondió Elí: «No te he llamado, hijo mío; vuelve a acostarte.» Aún no conocía Samuel al Señor, pues no le había sido revelada la palabra del Señor. Por tercera vez llamó el Señor a Samuel, y él se fue a donde estaba Elí y le dijo: «Aquí estoy; vengo porque me has llamado.»
Elí comprendió que era el Señor quien llamaba al muchacho, y dijo a Samuel: «Anda, acuéstate; y si te llama alguien, responde: "Habla, Señor, que tu siervo te escucha."» Samuel fue y se acostó en su sitio. El Señor se presentó y le llamó como antes: «¡Samuel, Samuel!» Él respondió: «Habla, que tu siervo te escucha.»Samuel crecía, y el Señor estaba con él; ninguna de sus palabras dejó de cumplirse.

SALMO
Sal 39,2.4ab.7.8-9.10

R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad

Yo esperaba con ansia al Señor;
él se inclinó y escuchó mi grito;
me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios. R/.

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio. R/.

Entonces yo digo: «Aquí estoy
–como está escrito en mi libro–
para hacer tu voluntad.»
Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas. R/.

He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios;
Señor, tú lo sabes. R/.

SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (6,13c-15a.17-20):

El cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor; y el Señor, para el cuerpo. Dios, con su poder, resucitó al Señor y nos resucitará también a nosotros. ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? El que se une al Señor es un espíritu con él. Huid de la fornicación. Cualquier pecado que cometa el hombre queda fuera de su cuerpo. Pero el que fornica peca en su propio cuerpo. ¿O es que no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo? Él habita en vosotros porque lo habéis recibido de Dios. No os poseéis en propiedad, porque os han comprado pagando un precio por vosotros. Por tanto, ¡glorificad a Dios con vuestro cuerpo!

EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Juan (1,35-42):

En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice: «Éste es el Cordero de Dios.» Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta: «¿Qué buscáis?» Ellos le contestaron: «Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?» Él les dijo: «Venid y lo veréis.» Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; serían las cuatro de la tarde. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dice: «Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo).» Y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó mirando y le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce Pedro).»

CRISTIANISMO: EXPERIENCIA MISIONERA

Existe en el ser humano una especie de ADN espiritual que le imprime al corazón del hombre una búsqueda, consciente o inconsciente, de Dios. Algo así sentía San Agustín, tanto que llegó a decir, «Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto, hasta que descanse en ti». No en vano encontramos también en la segunda lectura de hoy que el cuerpo es para el Señor y el Señor para el cuerpo… por lo que nuestro cuerpo está llamado a ser templo del Espíritu Santo.

Ese llamado de Dios al interior del alma, que suscita en nosotros una inexplicable búsqueda, es lo que sintió Samuel en el templo. Eso de que lo llamara hasta cuatro veces, es prueba de que la búsqueda no cesa, de que el llamado se repite a lo largo de toda la vida… PERO Samuel no conocía al Señor, no le había sido revelada la Palabra… por eso necesitó de un Elí que le explicara que era el Señor, que le respondiera: “habla Señor que tu siervo escucha.

Ese Elí se repite en el Evangelio y es ya Juan Bautista que le señala a sus discípulos al Señor: “Este es el Cordero de Dios” y luego, unos de esos dos discípulos, Andrés, es el que (como Elí) lleva a Pedro al encuentro con el Señor.

Dios se revela, pero necesitamos de quien nos ayude a descubrirlo, Dios nos comunica su Palabra, pero necesitamos de alguien que nos ayude a comprenderla y a escucharla, Dios viene a nuestro encuentro, pero necesitamos de misioneros que nos lo descubra, que nos lo muestre, que nos lo señale.

Esa es la misión de la Iglesia, esa es la misión de cada uno de nosotros los cristianos, que en un momento determinado somos la oportunidad de que alguien encuentre.

Para vivir a plenitud esa misión que se nos ha encomendado, también nosotros hemos de vivir primeramente ese ENCUENTRO con el Señor, aceptemos el reto de ir, ver y quedarnos con el Señor.

Señor: HABLA QUE TU SIERVO ESCUCHA… aquí estoy Señor para hacer tu voluntad, amén.

Un abrazo
P. Juan Manuel Toro Vallejo

No hay comentarios:

Publicar un comentario