martes, 27 de enero de 2015

Martes de la tercera semana.

Martes de la tercera semana. Marcos 3,31- 35 "¿Quién es mi madre y quienes son mis hermanos?" Maria Santísima es tu Modelo y ejemplar; la vida debe

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Martes de la tercera semana.

Marcos 3,31- 35

"¿Quién es mi madre y quienes son mis hermanos?"

Maria Santísima es tu Modelo y ejemplar; la vida deberá manifestarse en lo exterior, por el apostolado; pero la vida es algo intimo. Tu apostolado resultará sin sentido, sino responde a una vida intima sincera y profunda de Jesucristo en ti.

La misión de Maria Santísima es esencialmente maternal: ha sido creada por Dios para ser Madre del Salvador; esa maternidad es su razón de ser; pero es que Jesús se extiende y prolonga en cada uno de los bautizados.

En consecuencia la función maternal de Maria debe también prologarse en el tiempo y en el espacio, mientras haya un bautizado en cuyo espíritu deba ser formado Jesús.

"Quien cumpla la voluntad de Dios."

Dijo Jesús que su Madre Santísima era dichosa por haberlo llevado en su seno, pero más aun por haberlo oído y cumplido la Palabra de Dios.

No podemos separar lo que Dios ha unido: Jesús y Maria.

Jesús llegó a nosotros por Maria; no será contrario a su voluntad y al plan trazado por nuestra salvación el que nosotros vayamos a Él por el mismo camino.

Además Dios ha confiado a Maria un misión que cumplir: su misión es la maternidad de Jesucristo, ser madre de Jesucristo, pero del Jesucristo total, integrado por Jesús de Nazaret y por todos los bautizados; por eso Maria Santísima es nuestra Madre y ésa es su misión: formar a Jesucristo en el corazón de todos los bautizados, en tu propio corazón.

Por eso debes tener a Maria siempre como a tu Madre, tratala como Madre, acudir a Ella y confiar en Ella, como se acude y se confía en una madre.

Esta es la mejor manera de cumplir la Palabra y la Voluntad de Dios.

Vivencia:

¿Sientes a Dios en ti? ¿Está presente en tu mente y en tu corazón en cada momento de tu vida? Él está pensando constantemente en ti, procurándote todo el bien; ¿piensas tú en Él, lo amas, te preocupas de Él y de sus cosas? En tu Rosario de hoy pídale a la Santísima Virgen que te haga conocer más a Jesucristo. Virgen Maria, Madre de Jesucristo y Madre mía, dame a Jesucristo, porque así me darás la vida y así cumplirás tu función de maternidad conmigo. Déjeme, Señora y Madre mía, que te repita con sinceridad profunda la plegaria que durante siglos rezaron los cristianos: "Vida, dulzura y esperanza nuestra."

Fuente: El evangelio meditado por Alfonso Milagro, Editorial Claretiana.

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