3 de diciembre.
Juan 1,29-34
"Este es el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo."
El
símbolo del cordero es preferentemente joánico, aunque ya en el Antiguo
Testamento se habla del cordero expiatorio (Lev 14). y del rito del
cordero pascual (Ex12,1); para los israelitas el cordero pascual era el
símbolo de la liberación de Israel.
El
cordero era la victima ordinaria en los sacrificios oficiales y
particulares; el cordero pascual era un verdadero sacrificio ; por eso
Juan considera al cordero como símbolo de redención y sacrificio por los
pecados.
La
liturgia moderna repite las palabras del Bautista antes de dar la
comunión a los fieles y así fue, pues Jesús se ofreció por los pecados
de todos.
Por
los suyos también; pero el Evangelio habla del "pecado" en singular y
de un modo generalizado, queriendo con ello dar a entender todo lo que
es ofensivo a Dios; en ese mundo que peca has que tú y has sido liberado
de este pecado y de este mundo por el sacrificio en la cruz de este
Cordero que es Jesucristo.
Juan
el Evangelista confirma la aserción del Bautista, cuando al hablar de
Jesús afirma: "Ustedes saben que él se manifestó para quitar los pecados
y que en él no hay pecado" (1 Jn 3,5).
"Ese es el que bautiza en el Espíritu Santo."
Jesús bautiza al mundo en el Espíritu, comunicándole la vida y es así las antítesis del pecado.
Juan
el Bautista ha conocido la divinidad de Jesús, al conocer su
preexistencia; no hay que olvidar que Juan era un ser predestinado ya
antes de nacer, compararlo con el resto del pueblo judío no es objetivo,
ni critico.
Los
evangelistas nos hablan del bautismo de espíritu y de fuego,
contraponiéndolo al bautismo de agua y del Bautista, con lo que
pretenden dar a entender que será el Espíritu de Dios quien les hará
tener una Vida nueva más justa y más santa; la obra del Espíritu en los
hombres es obra de purificación por un lado y santificación por otro.
La
devoción por el Espíritu Santo es algo que no debes descuidar en manera
alguna, sabiendo que de Él viene la Vida, la verdadera Vida, la Vida de
gracia.
Vivencia:
Ya sabes cómo debes rezar en adelante esa oración litúrgica preparatoria para recibir la santa Comunión: "Cordero de Dios".
El
cordero, en efecto, era la victima más común para los sacrificios del
Antiguo Testamento; Jesucristo es la victima de nuestros sacrificio.
Fuente: El evangelio meditado por Alfonso Milagro, Editorial Claretiana.
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