sábado, 3 de enero de 2015

4 de enero.

4 de enero. Juan 1,35-42 "Los discípulos , al oírlo hablar así, siguieron a Jesús." Juan el Bautista habla a Jesús a sus propios discípulos, se lo

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4 de enero.

Juan 1,35-42

"Los discípulos , al oírlo hablar así, siguieron a Jesús."

Juan el Bautista habla a Jesús a sus propios discípulos, se lo muestra y con ello los impulsa a seguirlo.

Nosotros hemos recibido la gracia de Dios, que nos ha hecho ver el camino y conocer la verdad, pero no debemos ser egoístas, reservándonos para nosotros solos los que el Señor se dignó darnos a conocer.

Dos son las ideas que debemos sacar de este pasaje del Evangelio: los discípulos de Juan siguieron a Jesús; a nosotros también en tal o cual ocasión se nos habló de Jesús, se nos manifestó Jesús en aquel retiro espiritual, en aquellos ejercicios, en aquel Cursillo de Cristiandad, en aquella jornada de espiritualidad, en aquel Congreso mariano o de apostolado laico, cuando quizá en aquel llamamiento a la vida sacerdotal o de consagración; y nosotros seguimos a Jesús y nos convertimos en sus discípulos; que ahora nuestra vida actual nos desdiga de aquel seguimiento.

No basta que nosotros sigamos al Señor; es preciso convertirse de discípulo en apóstol, dando a conocer a Jesús, presentándolo ante los demás ya con nuestra vida, ya con nuestras palabras.

"Hemos encontrado al Mesías, que traduciendo significa Cristo."

En el Evangelio de todos los días hay una vinculación histórica más o menos próxima con los relatos anteriores y sobre todo se desea hacer resaltar la unidad temática, que no es otra que el testimonio oficial de Bautista sobre Jesucristo ante algunos de sus discípulos.

"¡Hemos encontrado al Mesías!" Grito de jubilo que descubre el corazón de su autentico israelita interesado por la esperanza de Israel.

Jesús se deja sentir por aquellos que lo buscan con rectitud y sencillez; se descubre a ellos, les hace sentir su Espíritu y los llena de su gracia; nada de extraño tiene el que aquellos nuevos discípulos salieran entusiasmados y comenzaran sus apostolado, invitando a unos y a otros a seguir a Jesús, como ellos lo hicieron.

Vivencia:

Los discípulos de clamaron alborozados: "Hemos encontrado a Jesús" y tú seguramente en algún momento de tu vida te habrás visto también frente a Jesús, lo habrás encontrado en una dimensión.

Como aquellos discípulos en tu obligación no guardarte para ti ese hallazgo o descubrimiento, debes anunciarlo gozosamente; el Kerigma cristiano siempre se proclama con entusiasmo y alegría; esa alegría del hallazgo es el testimonio más convincente de la sinceridad de nuestros sentimientos y de la veracidad de nuestras palabras.

Fuente: El evangelio meditado por Alfonso Milagro, Editorial Claretiana.

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