martes, 30 de diciembre de 2014

31 de diciembre.

31 de diciembre. Juan 1,1-18 "En Ella (la Palabra) estaba la vida." Jesucristo es la Palabra, el Verbo de Dios hecho hombre, humanizándose sin deja

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31 de diciembre.

Juan 1,1-18

"En Ella (la Palabra) estaba la vida."

Jesucristo es la Palabra, el Verbo de Dios hecho hombre, humanizándose sin dejar por eso de ser Dios, para salvar a los hombres, para que nosotros los hombres pudiéramos vivir la vida de Dios.

Por eso dice San Juan que la Palabra (Jesucristo como Hijo de Dios) existía en Dios antes del mundo y por Ella, por Palabra, por el Verbo Hijo de Dios todo creado; que luego fue enviada a la tierra (y desde entonces ya lo llamamos Jesucristo, el Hijo de Dios), para revelar aquí los secretos de la vocación divina.

Ha venido al mundo, enviado por el Padre, para llevar a cabo una misión, a saber: transmitir al mundo su mensaje de salvación.

En otra parte de su Evangelio Jesús nos afirma con asombrosa claridad: "Yo e venido, para que tengan vida y la tengan en abundancia" (Jn 10,10). Esta vida que Jesús nos trae es la vida sobrenatural de la gracia por la que participamos de la misma vida de Dios y, por esa vida que hay en nosotros, podemos llamarnos hijos de Dios y decirle a Dios Padre nuestro.

"Juan vino como testigo, para dar testimonio de la luz."

"La Palabra (Jesucristo), dice San Juan, era la luz verdadera que al venir a este mundo, ilumina a todo hombre".

Aquí nos presenta el evangelista a un Hombre de Dios, Jesucristo, que es la verdadera luz para todo hombre que en su paso por el mundo deberá ser iluminado por Él, para conseguir la vida eterna; y nos presenta también a otro hombre, Juan, que fue un enviado por Dios con una misión muy similar; nada mejor que transmitir las inspiradas frases del evangelista:

Apareció un hombre enviado por Dios: se llamaba Juan . Éste vino para un testimonio, para dar testimonio de la luz, para que todo creyeran por él. No era él la luz, sino quien debía dar testimonio de la luz."

Imposible describir mejor y en menos palabras el modelo que exprese mejor la misión apostólica de todo cristiano comprometido; tú eres uno de ellos; de ti también se puede decir con verdad que has venido a este mundo "para dar testimonio de la luz", que es Cristo, a fin de que todos crean en Él; aunque en ti hubiera tinieblas y oscuridad, estás llamado a reflejar la luz de Cristo en tu vida; tu vida no tiene otro sentido, como la vida de Juan no se explicaría sin este testimonio.

Vivencia:

Aquí puedes detenerte un momento para cuestionarte tu vida cristiana, tu vida de cristiano activo, apóstol y profeta. Jesús es la manifestación, la epifanía del Padre, y tú tienes que convertir tu vida en limpiada epifanía del Espíritu de Jesucristo.

Si Jesús es la Luz, y en el mundo aparecen oscuridad y tinieblas, puedes analizar y ver, si dado el modo como te conduces, eres resplandor de esa luz, claridad de ese sol, o más bien a tu alrededor no hay sino oscuridad, porque tú no irradias la verdad, ni el deseo de la bondad.

No puede darse mayor condenación que aquella expresión de Juan en el Evangelio: "Vino a ellos la Luz, pero ellos no la recibieron". Pecar contra la luz, pecar contra la verdad es ya la condenación.

Fuente: El evangelio meditado por Alfonso Milagro, Editorial Claretiana.

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www.editorialclaretiana.com.ar

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