sábado, 27 de diciembre de 2014

27 de diciembre: Fiesta de San Juan Apóstol y evangelista.

27 de diciembre: Fiesta de San Juan Apóstol y evangelista.

Juan 20, 2-8

"El otro discípulo a quien Jesús amaba."

Es digna de reflexión esta forma de mencionar a Juan: "El otro discípulo, quien Jesús amaba".

El amor de Jesús a todos sus apóstoles fue repetidamente demostrado y confirmado; sin embargo, hacia el apóstol Juan sintió una predilección especial, que no quedó oculta a los demás apóstoles y menos para el propio San Juan, que aquí en lugar de nombrarse por su propio nombre, emplea la frase: "El otro discípulo a quien Jesús amaba".

Aunque pudiera parecer algo extraño, Dios distingue a las personas con sus dones y sus gracias, todas ellas fruto del amor que les tiene; no dudes ni por un solo momento que Dios a ti te has preferido a muchos otros y te has enriquecido con gracias especiales, que te han permitido conocerlo más y amarlo mejor; esas gracias de Dios debes responder con semejante generosidad en su servicio.

Ojalá que así como pudo decirse de Juan: "Aquel discípulo a quien Jesús amaba", se pueda decir de ti con verdad: "Ese discípulo que tanto amaba a Jesús". Si el amor del Señor a ti te ha sido un amor de predilección, tu amor al Señor ha de ser también de una entrega total y sin reservas.

"Vio y creyó."

Aunque aparentemente hay aquí una contradicción, pues la fe se tiene sobre aquello que no se ve, ya que si se ve desaparece la fe para dar  lugar a la simple visión; sin embargo en este caso no existe esa contradicción, porque lo que Juan vio fueron vendas y el sudario enrollados y no vio el cuerpo de Jesús por eso creyó que estaba resucitado.

A nuestra fe con alguna frecuencia se le presentaran obstáculos para creer, dificultades para la adhesión total a la Palabra de Dios.

Para conocer y aceptar las cosas de Dios, es preciso ser como San Juan "limpios de corazón"; su pureza le mereció una luz especial de Dios, para ver y conocer los secretos del Corazón de Jesucristo; es que Dios se complace en descubrir a los corazones limpios y en darles sus luces.

Vivencia:

La fe lleva consigo oscuridades. San Pablo nos dice que la fe versa sobre "realidades que no se ven" (Heb 11, 1) y en otro lugar dice que "ahora vemos como en un espejo, confusamente" (1 Cor 13, 12).

La experiencia del creyente es a menudo dolorosamente negativa; camina a tientas en una noche oscura, en la que apenas brilla una luz, semejante a una lámpara, que luce en lugar tenebroso un débil resplandor de la revelación (2Ped 1,9). Por duro que le sea el creer, más le es no creer.

No olvidemos, por otra parte la tranquilizadora amonestación del Señor Jesús: "Felices los que creen sin haberlo visto" (Jn 20, 29), porque entonces su fe es verdadera y autentica.

Fuente: El evangelio meditado por Alfonso Milagro, Editorial Claretiana.

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