miércoles, 24 de diciembre de 2014

24 de diciembre.

"¡Gloria a Dios en las alturas! ¡Paz en la tierra entre los hombres que gozan de su favor!" Lc 1, 14. 24 de diciembre. Lucas 1, 67-79 "Bendito se

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"¡Gloria a Dios en las alturas!

¡Paz en la tierra entre los hombres

que gozan de su favor!" Lc 1, 14.

24 de diciembre.

Lucas 1, 67-79

"Bendito sea el Señor."

Zacarías, padre de Juan, es iluminado proféticamente y con la luz del Espíritu de Dios descubre la realidad escondidas en aquel niño, su hijo; ello le mueve a alabar a Dios por la proximidad de la venida del Mesías, que viene a dar libertad a los hijos de Dios, hasta entonces ligados por las ataduras del pecado; en esta misión de salvación y liberación su hijo Juan será el heraldo, el porta voz de esa liberación y de la paz.

Su misión será preparar el camino al Mesías y anunciar no sólo su vendida, sino también la paz que vendrá con Él por la remisión de los pecados: Juan, pues, invitará al arrepentimiento y a la penitencia, para hacerse digno de recibir al Mesías Redentor.

Nada mejor que copiar textualmente el cántico de Zacarías como nos trae San Lucas:

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,

porque ha visitado y redimido a su pueblo.

Ahora sale triunfante nuestra salvación

en la casa de David, su siervo,

como lo había dicho desde tiempos antiguos

por boca de sus santos profetas:

que nos salvaría de nuestros enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

que nos mostraría el amor que tiene a nuestros

padres y cómo recuerda su santa alianza.

Pues juró a nuestro padre Abrahán

que nos libraría de nuestros enemigos

para que lo sirvamos sin temor, justos y santos,

todos los días de nuestra vida.

Y tú, niño, serás llamado Profeta del Altísimo

porque irás delante del Señor para prepararle sus caminos,

para decir a su pueblo lo que será su salvación.

Pues van a recibir el perdón de sus pecados,

obra de la misericordia de nuestro Dios,

cuando venga de lo alto para visitarnos

cual sol naciente,

iluminando a los que viven en tinieblas,

sentados en la sombra de la muerte,

y guiar nuestros pasos por un sendero de paz.

Vivencia:

Juan el Bautista se ha preparado para cumplir su misión, pasando varios años en una vida de penitencia y soledad.

En el reconocimiento de la oración y en el ejercicio de la penitencia es donde podrás encontrarte con Dios y donde hallarás lo deficiencia de tu apostolado.

Trata de no olvidarte de que si el apostolado se prepara con el estudio y la reflexión, de debe emplearse menos empeño en la oración y el sacrificio, para asegurar el éxito de tu acción apostólica.

Fuente: El evangelio meditado por Alfonso Milagro, Editorial Claretiana.

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