"Un hombre llamado Simeón era justo y piadoso.. y el Espíritu Santo estaba en él."
Este texto nos recuerda la purificación de la Santísima Virgen y a presentación de Jesús en el templo; ninguno de los dos estaba obligado a esas leyes; San Bernardo explica que por qué lo hicieron:
"Cierto que no porque tuviese necesidad ella de ser purificada o Él de ser circuncidado. Por nosotros fue Él circuncidado y ella purificada ; para darnos ejemplo a nosotros pecadores y penitentes.:
El Espíritu Santo comenzó en el anciano Simeón su acción espiritual, para que conociera a Jesús lo recibieron como al Mesías prometido. En el Evangelio se tiene a Simeón por justo, es decir: cumplidor de todos los preceptos divinos; y por eso piadoso, es decir: religioso, servidor de Dios, hombre de fe y esperanza.
La santidad de Simeón no era vulgar: habitaba en él de una manera especial el Espíritu Santo con acción carismática y profética y también santificadora, cosa que debe estimularse a ti santificación.
Es el Espíritu de Dios el que debe dirigir tu vida y orientarte en todas las acciones y, así como Simeón "beneficio a Dios", tu vida debe llegar hacer un himno de alabanza y de gratitud al amor de Dios.
"El Espíritu Santo estaba en él", es decir, gozaba de carismas sobrenaturales ; no dudes de que el Espíritu Santo te adornará de sus gracias si eres fiel.
"A ti misma una espada te traspasará el corazón."
Jesús será la señal de contradicción: unos los amaran, otros lo odiaran; unos estarán dispuestos a morir por Él, mientras otros no cesaran en su esfuerzo por hacerlo desaparecer de la historia y de la faz de la tierra.
La santísima Virgen está asociada a la obra redentora de Cristo; ella aparece como corredentora con Cristo nuestro Redentor.
No hay redención sin dolor; el alma de la Santísima Virgen estará traspasada por la espada de dolor por todo lo que ella sufrió en su corazón durante la Pasión de su Hijo Jesús.
De una u otra forma todos estamos asociados a la obra redentora de Jesús y todos debemos colaborar en la redención de los hombres y del mundo; todos debemos por lo tanto participar del dolor de Jesús y de María Santísima.
Vivencia:
Jesús es señal de contradicción para el mundo; el discípulo de Jesús seguirá la misma suerte que el Maestro; también habrá quien nos odie, nos persiga, nos moleste, nos ridiculice, se será de nosotros y del mensaje que nosotros predicamos.
Esto no solamente no nos debe desalentar, ni siquiera entristecernos, pues sabemos que seguiremos la misma suerte que el Maestro, y que si seguimos al Maestro en la cruz, también lo imitaremos en la hora de la resurrección y también gozaremos de su victoria final, que será definitivo, lo que nunca pasará.
Jesús venció al mundo y nos advirtió sabiamente: "En el mundo tendrán tribulación, pero ¡animo! Yo he vencido el mundo".
Fuente: El evangelio meditado por Alfonso Milagro, Editorial Claretiana.
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