jueves, 18 de diciembre de 2014

Jueves de la tercera semana de Adviento.

Jueves de la tercera semana de Adviento. Lucas 7,24-30 "¿Qué salieron a ver? ¿Un profeta? Les aseguro que sí, y más que un profeta." Para que no pa

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Jueves de la tercera semana de Adviento.

Lucas 7,24-30

"¿Qué salieron a ver? ¿Un profeta? Les aseguro que sí, y más que un profeta."

Para que no parezca adulación, Jesús espera que se retiren los discípulos de Juan el Bautista, para hacer el panegírico de su pariente.

Así les habla de Juan como de un hombre austero y apartado de la molicie y de los refinamientos del lujo y la comodidad. Juan lleva una vida áspera y difícil, fiel a su misión, que fue la de preparar el camino para las exigencias del Evangelio que Jesús venia a predicar. Juan vivió por Cristo y se inmoló por Cristo, de desapareciendo del escenario una vez que irrumpió en él Jesús.

Jesús hace ver que Juan no sólo es un profeta, sino más que ellos, porque fue el precursor del Mesías; los otros profetas veían al Mesías desde lejos en sus vaticinios, pero Juan lo presenta oficialmente al pueblo de Israel.

Y si Juan niega ser profeta, fue porque no lo era a la manera de los demás, que desde lejos anunciaban a Jesucristo que iba a venir, sino que les señalaba con el dedo al que ya había venido.

"Pero los fariseos y los doctores de la Ley, al no aceptar el bautismo, frustraron el plan de Dios para ellos."

Aquí hallamos una durísima actitud frente al Evangelio de parte de un grupo de gente ilustrada. Con notable plasticidad nos hace ver San Lucas: "Todo el pueblo que lo escuchaba, incluso los publícanos, reconocieron la justicia de Dios, recibieron el bautismo de Juan. Pero los fariseos y los doctores de la Ley, al no aceptar el bautismo, frustraron el plan de Dios sobre ellos."

No se puede hablar con mayor dureza y precisión sobre los que se niegan a aceptar el mensaje divino: "Frustraron el plan de Dios sobre ellos", que no era otro que su salvación, pues "Él quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad" (1 Tim 2,4).

Los fariseos y lectores de la ley anularon el consejo divino, el plan provincial de Dios, no aceptando el bautismo de Juan, ni las disposiciones morales que él suponía; y si a Juan no lo aceptaron, tampoco a Jesucristo; por lo mismo que antes rechazaron el bautismo de Juan, ahora rechazaron la de fe en Cristo.

La soberbia es el más grande obstáculo para creer; los humildes, los pecadores y publícanos creen en la palabra de Juan, mientras que los doctores e inteligentes la desprecian.

Vivencia:

Como profeta del Señor que eres en tu calidad de cristiano comprometido, has de ser el precursor de Jesús, el ángel o enviado, que prepare sus caminos; has de conocer ésta misión, valorarla debidamente y cumplirla.

Ten cuidado de que a ti la soberbia no te cierre los ojos y el camino de la fe.

Parece increíble pero así lo atestigua el Evangelio, que el hombre pueda frustrar los planes de la Providencia de Dios; tú más bien has de orar al Señor: "Señor, que se cumpla en mí siempre tu santísima voluntad, aunque esa tu voluntad no coincida con la mía."

Fuente: El evangelio meditado por Alfonso Milagro, Editorial Claretiana.

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