jueves, 11 de diciembre de 2014

Viernes de la segunda semana de Aviento.

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Viernes de la segunda semana de Aviento.

Mateo 11,16-19

"La sabiduría ha quedado justificada por sus obras."

Como los niños antojadizo, que rechazan todos los juegos que se les ofrece, los judíos rechazan todas las insinuaciones de Dios, tanto la penitencia de Juan, como las insinuaciones de Jesús. A pesar de la mala voluntad de los hombres el sabio designio de Dios se realiza y se justifica a sí mismo por la conducta , que inspira Juan Bautista y a Jesús.

Por medio de una bella parábola, tomada de la manera como proceden los niños caprichosos, describe gráficamente el ánimo versátil e inconsecuente con que juzgan la vida y mensaje del Bautista y Cristo.

La frase de San Mateo -"Los hombres de esa generación"- se refiere a todos aquellos que rechazaron el mensaje de Cristo y del bautista. Juan había aparecido llevando una vida austera de rigurosa penitencia, pues se alimentaba de langostas y miel silvestre, lo cual debía mover a sus oyentes a recibir sus enseñanzas; pero esa misma vida de asceta fue distribuida por los fariseos al demonio o a la locura.

Por el contrario, Jesús llevaba una vida ordinaria, acomodándose en su manera externa de proceder al uso de los demás hombres y atrayéndose las simpatías de todos, aun de los publícanos y pecadores, cuyo trato no rehuía, porque había venido a buscarlos para salvarlos. Se interpreta su vida como la de un hombre desordenado en el comer y en el beber.

A Juan, que vivía en la austeridad del desierto, lo tenían por endemoniado (Lc 7,33) y a Cristo, que comía con los pecadores para salvarlos, lo tienen por glotón.

Cuando hay malicia en el corazón, se interpretan maliciosamente rodas las cosas y aun a las personas más santas se las juzga mal; esto debe moverte a purificar tu propio corazón, para que no juzgues nunca las acciones de tu prójimo, porque ordinariamente cuando vemos el mal de los demás, no se porque el mal esté sólo ellos, sino que también lo tenemos en nuestros manchados y dañados por la sociedad de nuestro corazón.

Vivencia:

A Juan el Bautista lo tuvieron como endemoniado y como loco por la vida austera que llevaba; no te extrañes si tú llevas una vida apartada de la que el común de la gente hace, entregada más bien al servicio de Dios y al ejercicio del apostolado, y por ello también se tengan por raro y extravagante; nunca la virtud se vio exenta de persecuciones y de envidias.

Pero Juan el Bautista siguió con fidelidad en el cumplimiento de su misión, por dura que pudiera parecer; y tú también debes guardar fidelidad a la misión que Dios te haya encomendado: la misión de hacer efectivo en ti el Reino de Dios y de trasmitirlo a tu alrededor; y no te deben importar las dificultades u obstáculos que en esa realización puedas encontrar.

Fuente: El evangelio meditado por Alfonso Milagro, Editorial Claretiana.

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