lunes, 1 de diciembre de 2014

Martes de la primera semana de Adviento.

Martes de la primera semana de Adviento. Lucas 10,21-24 "Has ocultado estas cosas a sabios y prudentes y se las revelado a los pequeños." Es ésta u

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Martes de la primera semana de Adviento.

Lucas 10,21-24

"Has ocultado estas cosas a sabios y prudentes y se las revelado a los pequeños."

Es ésta una de las pocas oraciones de Jesús que se han conservado en su texto original y que Jesús pronunció en voz alta delante de sus discípulos.

A diferencia del "Padre nuestro", al simple vocativo "Padre" añade el titulo de "Señor del cielo y la tierra" que era frecuente en el judaísmo.

Habla Jesús de "estas cosas", refiriéndose al Reino de Dios, a todo lo que Jesús ha venido a revelarnos.

Indudablemente que los caminos de los hombres no son los caminos de Dios. Ya el profeta Isaías pone en la boca de Yahvé estas afirmaciones: "Porque los pensamientos de ustedes no son los míos, ni los caminos de ustedes son mis caminos; porque como el cielo se alza por encima de la tierra, así sobrepasan mis caminos y mis pensamientos y a los pensamientos de ustedes" (Is 55,8-9).

Y en el salmo se nos afirma: "Como se alza el cielo por encima de la Tierra, así mismo en su amor por los que le temen" (Sal 103,11).

El único camino para encontrarse con Dios es la humildad; así leemos en el libro de los Proverbios 3,34: "Él se burla de los insolentes y concede su favor a los humildes"; texto que Santiago y Pedro citan de esa manera: "Dios resiste a los soberbios y da su gracia a los humildes" (Santiago 4,6 y 1 Pedro 5,5).

"Nadie conoce quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar."

So los sabios y prudentes, equivocados aquí los soberbios y dueños de sí mismos, no pueden llegar a entender las cosas del Reino, mucho menos podrán llegar a conocer al Padre.

Jesús, que es Hijo, ha venido a revelarnos al Padre, pero solamente tiene acceso a esta revelación los "pequeños", los de corazón humilde y sencillo, no los hombres instruidos, que se creen capaces de llegar a conocer las cosas de Dios por sus propios medios y esfuerzos; estos soberbios se han cerrado al Evangelio y solamente "los pequeños" se han abierto a la verdad de Dios.

De esos "pequeños" nos habla Jesús cuando nos dice que de ellos es el Reino de los cielos (M t5,9).

"Conocer al Hijo" es recibir la revelación de que Jesús es verdaderamente el Hijo de Dios. No nos fiemos, pues, demasiado en nuestro talento y en nuestra propia ciencia, para entender las cosas de Dios.

Ningún entendimiento humano puede conocer al Hijo, por ninguna inteligencia finita puede conocer lo infinito.

Vivencia:

Has de esforzarte por llegar a ser sencillo de corazón, pues el Señor Jesús afirma que solamente a los que son así se les revelaran las cosas del Reino; la revelación no se hace al talento, o la humana sabiduría; el orgullo impide a los soberbios y creídos de sí mismos penetrar en las cosas de Dios.

No se puede entender las cosas de Dios con criterios humanos; ni basta la ciencia humana para tener fe.

Fuente: El evangelio meditado por Alfonso Milagro, Editorial Claretiana.

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