sábado, 8 de noviembre de 2014

Sábado de la vigésimo primera semana.

Pan y Vida se fundó para llevar consuelo, alivio, en tantos momentos difíciles que pasamos a diario ayúdenos a seguir http://bit.ly/1uVrtQZ
Sábado de la vigésimo primera semana.
Mateo 25,14-30
“Está bien, servidor bueno y fiel, ya que respondiste fielmente en lo poco…”
Esta parábola, como la anterior, tienen una misma finalidad y enseñanza: demostrar a los cristianos la urgente necesidad de producir buenas obras, pero añadiendo en esta parábola que esas buenas obras deben ser realizadas proporcionalmente a los dones recibidos, ya que los talentos designan aquí la capacidad de hacer buenas obras.
Justamente el que ha recibido un solo talento es el que no lo hace fructificar; actitud de aquellos que, pretextando su escasa capacidad, no hacen ningún esfuerzo por su mejoramiento espiritual y su adelanto en la virtud.
Lo que Dios te pide ordinariamente es la fidelidad en lo poco; las cosas grandes son aisladas y solamente se presentan en ocasiones; los casos raros, las acciones de reverencia, los actos heroicos no se te piden a diario, sino en muy raras ocasiones.
En cambio todos los días se te presentan las ocasiones en las que debes guardar fidelidad en las cosas más sencillas, en esas cosas que indefectiblemente debes realizar, pero que en Señor espera y te pide que las realices con fidelidad a Él, a su voluntad divina, que las realices en conformidad con el plan que el Señor tiene sobre ti.
Solamente serás bueno, si eres fiel y si eres fiel en esas cosas pequeñas y aun insignificantes; solamente serás bueno cuando seas fiel en todo sin hacer distinción entre si es importante o no lo que haces, ya que no debes guardar fidelidad porque sea o no sea importante, sino que es la voluntad de Dios.
Esa debe ser la única razón de tu fidelidad: la adhesión a la voluntad de Dios.
“Te encargaré de mucho más”, expresa la importancia de la recompensa.
“Al que tiene se le dará y tendrá de más”, expresa la serenidad de la responsabilidad y esto es de elemental justicia; indudablemente tú estás entre esos a quienes Dios les ha dado mucho; en consecuencia, Dios te pedirá cuenta de todo eso que ha depositado en ti.
Dios te constituirá sobre lo mucho; por lo poco que tú le hayas podido ofrecer, Dios hará en ti grandes cosas, como las que hizo en la humildísima Virgencita de Nazaret.
Es Dios maravilloso en la generosidad con responde a los que se le entregan; Él nunca se deja ganar en generosidad y San Pablo dice que nunca “el ojo vio, ni el oído oyó, ni la mente humana pudo pensar aquello que Dios tiene reservado para los que lo aman” (1 Cor 2,9.
“A todo el que tiene se le dará y tendrá de más.”
La gracia de Dios que se derrama en nuestro espíritu no es una gracia estática, sino dinámica; no es posible que desconozcas esa dinámica o es fuerza que tiene la gracia de por sí tiende a su desarrollo, tiende a la actividad, al crecimiento y a la definición de sí misma.
Por eso dice el Señor: “Al que tiene se le dará”, porque al tener la gracia, tiene en sí la potencialidad para aumentar esa gracia y cuanta más gracia tenga, mayor potencialidad se le concede.
Dios es el que santifica, Dios es el que potencia para la santificación, Dios es el que eleva al hombre al plano sobrenatural de la gracia cada vez con mayor generosidad y entrega.
Y el Señor Jesús no solamente dice: “A todo el que tiene se le dará”, sino que también añade: “y tendrá de más”; si lo sobra, podrá dar a los demás y ésa es otra característica de la gracia: impulsa a la transmisión de la misma gracia a cuantos nos rodean; de ahí que si tú vives plenamente la gracia no tardarás en sentir que estás llamado a comunicar la gracia a los demás hijos de Dios; porque la gracia tiene que a semejarse e identificarnos a todos en el Corazón de Dios.
Vivencia:
Pide siempre al Señor la gracia y pídele que le vivas intensidad y en continuo aumento de y pídele que posibilite la transmisión de la gracia a tus prójimos.
También debes pedir continuamente al Señor la fidelidad a Él; Dios tiene sobre ti un plan que se orienta a tu salvación y a tu santificación, un plan que ha sido ideado por el amor de Dios hacia ti y que ha sido insertado en tu vida, para que tu vida se desarrolle en conformidad con ese plan de Dios.
Toma como meta de tus esfuerzos cristianos de cada día el ir siendo cada vez más fiel al Señor; sea ése el ideal de tu vida cristiana; no te arredres; piensa si tú puedes asumir como el lema aquel: “Siempre más y siempre mejor”, refiriéndose a la finalidad que debes al Señor; no tengas ningún reparo en aceptarlo.
Fuente: El evangelio meditado por Alfonso Milagro, Editorial Claretiana.
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