domingo, 23 de noviembre de 2014

Domingo de la 34ª semana de Tiempo Ordinario. Jesucristo Rey del Universo.

Domingo de la 34ª semana de Tiempo Ordinario. Jesucristo Rey del Universo. Autor: Archidiócesis de Madrid. Fuente: www.archimadrid.es 23 noviembre,

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Domingo de la 34ª semana de Tiempo Ordinario. Jesucristo Rey del Universo.

Autor: Archidiócesis de Madrid.
Fuente: www.archimadrid.es

23 noviembre, 2014. Posted in Lecturas de Misa

PRIMERA LECTURA
A vosotras, mis ovejas, voy a juzgar entre oveja y oveja
Lectura de la profecía de Ezequiel 34, 11-12. 15-17

Así dice el Señor Dios:

«Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas, siguiendo su rastro.

Como sigue el pastor el rastro de su rebaño, cuando las ovejas se le dispersan, así seguiré yo el rastro de mis ovejas y las libraré, sacándolas de todos los lugares por donde se desperdigaron un día de oscuridad y nubarrones.

Yo mismo apacentaré mis ovejas, yo mismo las haré sestear -oráculo del Señor Dios-.

Buscaré las ovejas perdidas, recogeré a las descarriadas; vendaré a las heridas; curaré a las enfermas: a las gordas y fuertes las guardaré y las apacentaré como es debido.

Y a vosotras, mis ovejas, así dice el Señor: Voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carnero y macho cabrio.»
Palabra de Dios.

Sal 22, 1-2a. 2b-3. 5. 6
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.

El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar. R.

Me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas;
me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre. R.

Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R.

SEGUNDA LECTURA
Devolverá a Dios Padre su reino, y así Dios lo será todo para todos
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 15, 20-26. 28

Hermanos:

Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos.

Si por un hombre vino la muerte, por un hombre ha venido la resurrección. Si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida.

Pero cada uno en su puesto: primero Cristo, como primicia; después, cuando él vuelva, todos los que son de Cristo; después los últimos, cuando Cristo devuelva a Dios Padre su reino, una vez aniquilado todo principado, poder y fuerza.'

Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies. El último enemigo aniquilado será la muerte.

Y, cuando todo esté sometido, entonces también el Hijo se someterá a Dios, al que se lo había sometido todo. Y así Dios lo será todo para todos.

Palabra de Dios.

EVANGELIO
Se sentará en el trono de su gloria y separará a unos de otros
Lectura del santo evangelio según san Mateo 25, 31-46

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

-«Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones.

Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas, de las cabras.

Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.

Entonces dirá el rey a los de su derecha:

"Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.

Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme."

Entonces los justos le contestarán:

"Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?"

Y el rey les dirá:

"Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis."

Y entonces dirá a los de su izquierda:

"Apartaos de mi, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis.

Entonces también éstos contestarán:

"Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistirnos?"

Y él replicará:

"Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo."

Y éstos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.»

Palabra del Señor.

Comentario a las lecturas.

Al meditar el Evangelio de hoy acude a nuestra memoria el recuerdo de aquellos cuentos en los que un rey se disfraza para recorrer de incógnito su país y conocer así, de verdad, la condición y actitud de sus súbditos. Ese rey escondido quiere probar la verdad del amor y fidelidad de los ciudadanos. Jesucristo, que ya conoce nuestro interior, se nos acerca a través de los indigentes no para probarnos sino para darnos la oportunidad de servirle. No hay trampa porque Él mismo nos advierte de su presencia en los más necesitados. El relato de hoy lo repite hasta cuatro veces, para que quede claro. Lo hace al recibir a los benditos y al despedir a los que no merecen misericordia. Y dos veces más al responder a las respectivas preguntas tanto de los que han obrado bien como de los que lo han hecho mal. Insiste para que no haya dudas y, dos mil años más tarde, tenemos que volver a preguntarnos si de verdad lo hemos entendido.

Hay dos temas. El primero es que verdaderamente Jesucristo es Rey. Y es su voluntad que su realeza sea reconocida. A pesar de las prevenciones de muchos, no puede haber Rey mejor que Jesucristo. Eso significa que nuestro mayor deseo ha de ser servirle a Él y trabajar por su reinado. Cuánto más se reconozca la soberanía de Jesucristo, tanto a nivel individual como social, mejor será la vida de los hombres. Sobre ello no cabe la menor duda. Porque en Jesús se esclarece de forma definitiva el misterio del hombre. Por eso, en la segunda lectura de hoy dice que Cristo tiene que reinar. Por eso recuerda también el Catecismo que "el hombre no debe someter su libertad personal, de modo absoluto, a ningún poder terrenal, sino sólo a Dios Padre y al Señor Jesucristo" (n. 450).

El segundo tema es que el Reino de Cristo no es al modo de los reinos de este mundo. De hecho, recuerda el Catecismo que Jesucristo "reina ya por la Iglesia, pero todavía no le están sometidas todas las cosas de este mundo" (n. 680). Por eso los cristianos rezamos, especialmente en la celebración de la Eucaristía, pidiendo que venga cuanto antes su Reino, en plenitud. Y, en nuestra vida trabajamos por el Reino. La divisa "servir es reinar", tal como muestra la parábola del Evangelio de hoy, es el lema de todo cristiano. De ahí que la colaboración para que venga el Reino de Cristo se realiza en nosotros mediante el ejercicio de la caridad en todas sus vertientes. El Evangelio de hoy hace referencia a las obras corporales de misericordia. Podemos añadir las espirituales y todas aquellas cosas que nos unen más a Dios. Siendo un Reino de Amor se abre paso en el mundo a través de la misericordia, dispensada principalmente, por los sacramentos que administra la Iglesia.

Vivimos tiempos difíciles en los que se atenta de forma grave contra la dignidad del hombre y se desprecian de forma ostensible los derechos de Dios. Por ello es muy importante que nosotros no olvidemos la realeza de Cristo. Jesús nos llama con voz dulce a su lado para trabajar por su Reino que, como dice el prefacio de la Misa de hoy es: "el reino de la verdad y la vida, el reino de la santidad y la gracia, el reino de la justicia, el amor y la paz". No se me ocurre nada más grande a lo que valga la pena consagrar toda la vida.

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