martes, 25 de noviembre de 2014

Martes de la trigésimo cuarta semana.

Martes de la trigésimo cuarta semana. Lucas 21,5-11 "Muchos se presentaran en mi Nombre....No los sigan." Ya va terminando el ciclo litúrgico del p

Like   Tweet  

Martes de la trigésimo cuarta semana.

Lucas 21,5-11

"Muchos se presentaran en mi Nombre....No los sigan."

Ya va terminando el ciclo litúrgico del presente ano, y ya comienza un ano litúrgico con el tiempo de Adviento preparatorio para la conmemoración del Salvador.

La liturgia en estos últimos días del ciclo litúrgico nos trae repetidas veces el pensamiento del fin del mundo, del Juicio final de los hombres y del universo eterno.

En aquel momento del fin del mundo sucederá algunas cosas que Jesús nos recuerda y pide a los cristianos las tengan en cuenta:

-primeramente Jesús amonesta a sus discípulos acerca de su retorno, la Perusía o segunda decisiva venida, para juzgar al hombre y al mundo;

-todo lo humano, aun los frutos del fervor religioso, como el templo, es caduco; todo perecerá;

-las guerras, las catástrofes son herencia de la condición humana; no deben tomarse como presagios de que el fin está inmediato, aunque recuerden constantemente al hombre la condición caduca en que se encuentra;

-todo esto va orientado a la urgencia de la conversión y le inspira al hombre el anhelo de la transformación de esta triste condición en la cual se desenvuelve su existencia;

-no se debe seguir a los falsos profetas, que en todo ven señales del fin del mundo.

El aviso de Jesús vale para todos los tiempos: "Miren, no se dejen engañar, porque muchos vendrán usurpando mi Nombre... No los sigan".

En nuestros días también nos hallamos frente a falsos profetas, falsas revelaciones, apariciones y locuciones; frente a quienes pretenden una pureza doctrinal estricta, pero que no se cometen al Magisterio de la Iglesia; frente a quienes pretenden que la Iglesia ya no es Iglesia de Jesucristo, porque ha dejado de ser lo que era, según ellos.

No nos dejamos engañar por las apariciones de la fidelidad ortodoxa o de una piedad personalista, de un cristianismo sin renunciación y sacrificio, de una fe no fundamentada en la Roca secular de Pedro.

Sigamos en todo fielmente el mensaje de la Iglesia expresando en los documentos del Magisterio ordinario y extraordinario; así y solamente así podremos estar seguros de nuestra fe, de que vamos por el verdadero camino, de que estamos y profesamos la fe de los apóstoles, en una palabra, de que estamos con Jesucristo y, por lo mismo, de que alcanzaremos finalmente nuestra eterna salvación.

Vivencia:

El mundo de hoy vive atormentado por tanto ruido, por tanta prisa, por tanta agitación, por tantos problemas y temores, traumatizado por tantas angustias.

Consagra tu vida a procurar liberar a los hombres de su prisa para que pueda alcanzar a Cristo; liberarlos de su ruido, para que puedan escuchar la Palabra de Jesucristo, que resuena en el Evangelio, librarlos de sus problemas y temores, para que puedan conocer y gustar la paz de Jesucristo da y que no es la paz del mundo, sino otra paz mucho más profunda y duradera.

"Les dejo la paz, les doy mi paz; pero no como la da el mundo. No se inquieten, ni teman" (Jn 14,27).

Fuente: El evangelio meditado por Alfonso Milagro, Editorial Claretiana.

Los libros de esta colección puedes comprarlos haciendo clic aquí:
www.editorialclaretiana.com.ar

facebook twitter
1px
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario