lunes, 16 de febrero de 2015

Martes de la sexta semana.

Martes de la sexta semana. Marcos 8,14-21 "Cuídense de la levadura de los fariseos." Los rabinos usaban de la metáfora de la levadura o del ferment

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Martes de la sexta semana.

Marcos 8,14-21

"Cuídense de la levadura de los fariseos."

Los rabinos usaban de la metáfora de la levadura o del fermento en mal sentido; el Señor, conocedor de la Ley de las explicaciones que solían dar los expertos, la emplea, en esta circunstancia, con sus discípulos.

La levadura es una gente de corrupción, por la fermentación que produce; en este sentido dice el Señor que debemos alejarnos de la levadura de los fariseos. También el apóstol Pablo aconseja a los Corintios: "Despójense de la vieja levadura... celebremos nuestra Pascua, no con la vieja levadura de malicia y la perversidad..."(1 Cor 5,8).

Pero Marcos habla de uno doble levadura: la de los fariseos y la de Herodes.
Es que ambas son peligrosas, pero por conceptos distintos: La levadura farisaica es el desconocimiento de Cristo y de su misión mesiánica; los fariseos enseñaban a cuidar muchos los más mínimos detalles de la Ley y descuidaban lo esencial (Mt 16, 12); el mismo Señor en otra parte especifica la maldad de la levadura de los fariseos, que es hipocresía" (Lc 12, 1).
La levadura de Herodes escandaliza con su vida sensual.

Indudablemente también a nosotros se nos exige que nos purifiquemos de la vieja levadura, la del pecado, para celebrar la fiesta de la Eucaristía.

También nosotros, como los discípulos, deberemos preservarnos de la hipocresía, tan impropia de quien debe ser un testimonio del Señor; la hipocresía, que se fija en las cosas externas pero no se cuida de que la exterioridad responda aun autentica interioridad.

Cumplamos, si, las observancias externas de nuestros compromisos religiosos; pero prestemos fundamental atención a la íntima unión con el Señor, por medio de la gracia y del amor.
"Tienen ojos y no ven, tienen oídos y no oyen."

Jesús les habla- metafóricamente- de la levadura y de los discípulos entienden materialmente de la levadura del pan. Por eso se ponen a comentar entre sí que no han traído provisiones.
¡Cuántas veces entendemos mal las palabras del Señor, las entendemos en un sentido material y descuidamos su sentido espiritual! Cuanta necesidad tenemos de estudiar y profundizar la Palabra de Dios, la sagrada Biblia.

El Señor sale al paso de la mala interpretación de sus discípulos y les aclara que no les habla del pan material. ¿Acaso no hizo milagros, multiplicando el pan para darles de comer cuando lo necesitaban? No se preocupe ahora tampoco.

En cambio, hay dos cosas que les quiere hacer aprender: Que sepan superar las preocupaciones de orden material, con virtud teologal de la esperanza en Dio, que acude a subvenir las necesidades de sus hijos, como Él lo hizo con ellos en esas dos ocasiones...

Que no sean como los fariseos, que no admiten su misión divina; sino que, por el contrario, reconozcan su mesianidad, confirmada por signos milagros.

Vivencia.

Pasaremos algún momento en la presencia del Señor, pidiéndole con humildad que nos haga conocer siempre el verdadero sentido de su Palabra; que no permite que seamos de duro corazón, o tardos de entendimiento. Que sea de conversación que tengamos con el Señor que no sea una mera exterioridad sino un profundo sentir con El.

Fuente: El evangelio meditado por Alfonso Milagro, Editorial Claretiana.

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