domingo, 22 de febrero de 2015

Lunes de la primera semana de Cuaresma.

Lunes de la primera semana de Cuaresma. Mateo 25,31-46 "Cuando el hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos sus ángeles..." La primera se

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Lunes de la primera semana de Cuaresma.

Mateo 25,31-46

"Cuando el hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos sus ángeles..."

La primera semana de Cuaresma comienza con el recuerdo de la segunda vendida de Jesús al final de los tiempos para juzgar al mundo.

En su primera vendida, el día de Navidad, Jesús vino para salvar al hombre; para ello lo ha dejado todo los medios necesarios para llegar a su salvación; pero con la segundad venida aparecerá como Juez y a cada uno de los hombres le pedirá cuenta del uso que haya hecho de aquellos medios de salvación.

En aquel momento Jesús será reconocido como Rey y Señor de todo el universo, como Salvador y Redentor de los hombres; entonces toda la humanidad tendrá que reconocer que Jesús fue la Luz del mundo y que sus palabras fueron palabras de Vida Eterna.

Todos los hombres doblaran ante Él sus rodillas y unos lo reconocerán como su Salvador y otros como su Juez.

En tus manos está el elegirlo como uno u otro; en el Evangelio Jesús te dice lo que tienes que hacer para ello.

"Les aseguro que cada vez que no le hicieron con él más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo."

El Señor nos ha llamado a amarnos los unos a los otros y el cumplimiento de este mandamiento distingue al cristiano del que no es. "En esto todos reconocerán que ustedes son mis discípulos: en el amor que se tengan a los otros" (Jn 13,35).

El amor de Dios se ha de vivir y se ha de expresar en el amor al prójimo. El amor al prójimo no puede meramente antropológico, des decir: amar al hombre por el hombre, sino que en el cristiano ha de ser teológico, en cuanto al cristiano reconocer a Dios en el prójimo y ama a Dios en el prójimo.

Por eso lo que hagamos a alguno de nuestros hermanos, en último termino, es a Dios a quien se lo hacemos; todo el secreto del cristianismo consiste en saber descubrir a Dios que está en los seres de la naturaleza, pero en muy particular y de un modo muy paternal en sus hijos que sufren.

Vivencia:

Es tan trascendental vivir nuestro amor a Dios en el prójimo, que nuestro encuentro definitivo en el Señor se realizará a la manera como hayan sido nuestras relaciones personales con cada uno de nuestros hermanos.

El amor no se afirma, no se proclama, no se publicita; el amor se vive y la única manera de vivir el amor es amando.

Pero el Señor nos detalla que debemos amar precisamente a las que más necesitan de nuestro amor: los más necesitados, los pobres, los enfermos, los ancianos, los desamparados.

Fuente: El evangelio meditado por Alfonso Milagro, Editorial Claretiana.

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