miércoles, 11 de febrero de 2015

Jueves de la quinta semana.

Jueves de la quinta semana. Marcos 7,24-30 "Por lo que has dicho, pues irte; el demonio ha salido de tu hija." En la narración sencilla de este tex

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Jueves de la quinta semana.

Marcos 7,24-30

"Por lo que has dicho, pues irte; el demonio ha salido de tu hija."

En la narración sencilla de este texto, que nos describe la curación de la hija de una mujer pagana, hallamos dos rasgos dignos de tenerse en cuenta y que el Evangelistas quiere remarcar.

El, signo milagroso de la curación se sitúa en un lugar extraplatinense, como dice San Marcos: "en la región de Tiro", que está al norte de Palestina, más allá de los limites de Galilea, con lo que subraya la universalidad del ofrecimiento de la salvación.

Es verdad que Jesús ha venido para proclamar la salvación primero a los hijos de Israel; pero esa referencia no quiere decir exclusivamente y por eso no sólo los discípulos del Señor se dispararon luego por todo el mundo para evangelizarlo, sino que, en está y alguna ocasión, el mismo Señor Jesús predicó la Buena Nueva fuera de los confines palestinenses.

El segundo rasgo digno de tenerse en cuenta en este relato, es la condición básica para seguir a Jesús: la fe en Él, el reconocimiento de su poder.

Por su mucha fe en el poder y en la bondad de Jesús aquella mujer pagana mereció oír la respuesta de Jesús: "Por lo que has dicho, puedes irte; el demonio ha salido de tu hija."

Es digno de poner de relieve el modo cómo hace su plegaria esta mujer sirofenicia; ella no pertenecía al Pueblo de Israel; no sabia, pues, ni conocía, quién era Jesús, ni lo que los profetas habían anunciado de Él; ella nunca había oído hablar del Reino de Dios, ni de la promesa de salvación.

Pero se rige al Señor y entabla con Él que dialogando oracional que al final conseguirá lo que pide, por haberlo pedido con tan buenas disposiciones.

La oración de esta mujer cananea reúne todas las condiciones de toda la oración perfecta. Por eso consigue la curación de su hija, ya que la oración bien hecha consigue siempre la gracia de Dios.

Es oración llena de fe: fe que no se debilita ante las dificultades que encuentra. Insiste, tiene fe en el poder de Jesús para salvar a todos los hombres.

Es oración acompañada de una humilde profundísima; se contenta con las migajas que caen de la mesa; se reconoce pecadora y comprende que no tiene derecho a que el Señor la oiga.

Es oración confiada ; confió plenamente en la misericordia de Jesús, que no la dejará marcharse con las manos vacías.

Es oración perseverante; no se cansa de pedir, acompaña a Jesucristo, insiste en pesar de que, al parecer, no queda alguna esperanza.

Es oración nacida del corazón; es su hija la que está atormentada por el demonio y su corazón de madre siente el mal de su hija como si fuera propio; por eso le dice a Jesús: "Ten piedad de mí."

Vivencia:

Debes examinar, si oras suficientemente o si por el contrario tu oración se reduce a la recitación más o menos mecánica de ciertas formulas que, por muy excelentes que sean, no llegan a expresar todo lo que en total o cual momento de tu vida sientes y necesitas.

Tu oración no ha de ser exclusivamente oración de petición; debes también orar con oración de alabanza, con oración de acción de gracias y con oración de entrega, disponiéndote para que en ti siempre y en todo se cumpla la voluntad y el plan del padre.

Fuente: El evangelio meditado por Alfonso Milagro, Editorial Claretiana.

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