sábado, 7 de febrero de 2015

DOMINGO 08 DE FEBRERO DE 2015 QUINTO DEL TIEMPO ORDINARIO.

DOMINGO 08 DE FEBRERO DE 2015 QUINTO DEL TIEMPO ORDINARIO. Autor: P. Juan Manuel Toro Vallejo Fuente: www.mensajespanyvida.org SEPAN QUE EL REI

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DOMINGO 08 DE FEBRERO DE 2015 QUINTO DEL TIEMPO ORDINARIO.

Autor: P. Juan Manuel Toro Vallejo
Fuente: www.mensajespanyvida.org

SEPAN QUE EL REINO DE DIOS ESTÁ CERCA

PRIMERA LECTURA

Habló Job, diciendo: «El hombre está en la tierra cumpliendo un servicio, sus días son los de un jornalero; Como el esclavo, suspira por la sombra, como el jornalero, aguarda el salario. Mi herencia son meses baldíos, me asignan noches de fatiga; al acostarme pienso: ¿Cuándo me levantaré? Se alarga la noche y me harto de dar vueltas hasta el alba. Mis días corren más que la lanzadera, y se consumen sin esperanza. Recuerda que mi vida es un soplo, y que mis ojos no verán más la dicha.»

SEGUNDA LECTURA

El hecho de predicar no es para mí motivo de orgullo. No tengo más remedio y, ¡ay de mí si no anuncio el Evangelio! Si yo lo hiciera por mi propio gusto, eso mismo sería mi paga. Pero, si lo hago a pesar mío, es que me han encargado este oficio. Entonces, ¿cuál es la paga? Precisamente dar a conocer el Evangelio, anunciándolo de balde, sin usar el derecho que me da la predicación del Evangelio. Porque, siendo libre como soy, me he hecho esclavo de todos para ganar a los más posibles. Me he hecho débil con los débiles, para ganar a los débiles; me he hecho todo a todos, para ganar, sea como sea, a algunos. Y hago todo esto por el Evangelio, para participar yo también de sus bienes.

EVANGELIO

En aquel tiempo, al salir Jesús y sus discípulos de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron. Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar. Se levantó de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron: «Todo el mundo te busca.» Él les respondió: «Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido.» Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios.

NO ESTAMOS SOLOS

Muchas veces la experiencia nos muestra que la vida no es siempre un camino de rosas, sino que muy a menudo nos hieren sus espinas; y es cuando algunas personas llegan a pensar que Dios las ha olvidado y no faltarán otras que frente al mal y la tragedia humana la esgriman como prueba de que Dios no existe.

Tenemos que tener claro que estar bien con Dios, no significa no tener problemas ni sufrimientos. Si así fuera, ¿cómo entender la cruz de Cristo?

La primera lectura nos muestra la reflexión que desde el libro de Job se puede hacer, para entender que la vida conlleva trabajo, fatiga, momentos de desesperanza, desilusión, etc. Por eso el hombre necesita el anuncio del Evangelio, "la Buena Noticia", sin la cual la vida si sería el gran sin-sentido; el hombre necesita encontrarse con el Señor.

Cuando Jesús entra en nuestra vida, las cosas cambian… la suegra de Pedro pudo incorporarse sana de su enfermedad, una vez que Jesús entró en su casa… y se puso a servirles. Muchos lo buscaban motivados por sus dolencias y enfermedades, y regresaban sanos a sus casas. E incluso el mismo Jesús era consciente que su misión era ir por todos los

Entonces, NO ESTAMOS SOLOS. Habrá sufrimiento en la vida, es verdad, pero siempre podremos contar con Jesús. Unas veces nos sanará, o solucionará los problemas; otras veces nos dará la fortaleza para soportarlos, o para asumirlos; otras veces nos permitirá madurar a través de ellos; otras veces nos dará la luz necesaria para comprenderlos y descubrir el sentido del sufrimiento y de la muerte en nuestra vida.

Señor, que en el sufrimiento nuestro corazón pueda experimentar tu presencia y tu compañía.

Un abrazo
P. Juan Manuel Toro Vallejo

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