sábado, 7 de febrero de 2015

Lunes de la quinta semana.

Lunes de la quinta semana. Marcos 6,53-56 "La gente reconoció enseguida a Jesús." ¿Cómo conocieron a Jesús? Tanto por sus palabras y mensaje, como

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Lunes de la quinta semana.

Marcos 6,53-56

"La gente reconoció enseguida a Jesús."

¿Cómo conocieron a Jesús? Tanto por sus palabras y mensaje, como por sus obras milagrosas y llenas de santidad.

El hombre tiene que llegar a la fe, pero nunca llegará, si antes no se realiza el encuentro libre, consiente y personal con Jesús.

No se puede ir a la fe con argumentos, con estudios, con análisis, con diálogos; la fe no es el resultado de un silogismo, ni de una conversación dialéctica; la fe es una vida y esta vida solamente nos viene y a adquirimos por intermedio de Jesucristo, con el contacto con Él en un experiencia religiosa vivida en profundidad.

Y ese contacto personal con Jesús vivido en dimensión de profundidad es el que nos puede llevar a la santidad; al fin y al cabo, la fe no es sino el primer paso al camino a la santidad.

Ojalá no te cueste a ti reconocer a Jesús; no debes tener envidia de aquella gente israelita que vivió en tiempo de Jesús, porque podían oírlo, verlo, tocarlo. Si activas tu fe, puedes realizar todo eso.

¿Acaso no está Él verdaderamente presente en la Santísima Eucaristía? No lo veras con los ojos de tu cuerpo, pero sí con los de tu espíritu; puede tocarlo, puedes comerlo eucarísticamente, puedes transformarte Él sacramentalmente.

¿Y acaso no está Jesús presente también en tu prójimos, en los prójimos, en los necesitados, en los enfermos, en los ancianos, en los niños, y en todos los que sufren?

"Los que lo tocaban, quedaban curados."

Vemos el poder taumatúrgico de Jesús: bastaba su propia sombra, o que un enfermo le tocara el vestido, y en el acto quedara curado.

Aquel poder de Jesús de hacer milagros, hoy no lo ha perdido, lo conserva para nosotros; nosotros lo tocamos cuando recibimos en la Santa Comunión; ¿a qué se debe que no se produzcan en nosotros maravillas de gracia y santidad que estaban encerradas en Jesús? ¿No será que nos falta espíritu de fe? ¿No será que nuestras comuniones son recibidas más mecánicamente que espiritualmente, con más costumbre que vida?

Acostúmbrate a frecuentar los sacramentos de la Penitencia y la Comunión; lleva a la vida sacramental; no seas de los que asiladamente se acercan a los sacramentos. Y, no sólo recibe con la mayor frecuencia los sacramentos, sino esfuérzate por recibirlos dignamente, con las debidas disposiciones y con el debido espíritu.

Y, por último, no te contentes con recibir los sacramentos, vive más bien los sacramentos, haz los sacramentos tu vida, para que tu vida llegue a ser un sacramento de Cristo.

Vivencia:

Si quieres unirte a Jesucristo, acude a la Eucaristía, que es el mejor medio de unión, el que tiene más fuerza unitiva de tu corazón con el Corazón de Jesucristo.

En la Eucaristía es donde podrás hallar a Jesucristo, para que te comunique sus dones y sus gracias y te haga participar sobre todo de su Espíritu.

Comulgando con frecuencia, tendrás Vida: aquí la Vida de la gracia y luego la Vida Eterna; así nos afirma el mismo Señor Jesús en el evangelio.

Haz alto en tus ocupaciones y dedica cada diez minutos para hablar con el Señor; esa conversación diaria te irá santificando.

Fuente: El evangelio meditado por Alfonso Milagro, Editorial Claretiana.

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www.editorialclaretiana.com.ar

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