sábado, 14 de febrero de 2015

DOMINGO 15 DE FEBRERO DE 2015. SEXTO DEL TIEMPO ORDINARIO.

DOMINGO 15 DE FEBRERO DE 2015. SEXTO DEL TIEMPO ORDINARIO. Autor: P. Juan Manuel Toro Vallejo. Fuente: www.mensajespanyvida.org SEPAN QUE EL REINO

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DOMINGO 15 DE FEBRERO DE 2015. SEXTO DEL TIEMPO ORDINARIO.

Autor: P. Juan Manuel Toro Vallejo.
Fuente: www.mensajespanyvida.org

SEPAN QUE EL REINO DE DIOS ESTÁ CERCA

PRIMERA LECTURA

El Señor dijo a Moisés y a Aarón: «Cuando alguno tenga una inflamación, una erupción o una mancha en la piel, y se le produzca la lepra, será llevado ante Aarón, el sacerdote, o cualquiera de sus hijos sacerdotes. Se trata de un hombre con lepra: es impuro. El sacerdote lo declarará impuro de lepra en la cabeza. El que haya sido declarado enfermo de lepra andará harapiento y despeinado, con la barba tapada y gritando: "¡Impuro, impuro!" Mientras le dure la afección, seguirá impuro; vivirá solo y tendrá su morada fuera del campamento.»

SEGUNDA LECTURA

Cuando comáis o bebáis o hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para gloria de Dios. No deis motivo de escándalo a los judíos, ni a los griegos, ni a la Iglesia de Dios, como yo, por mi parte, procuro contentar en todo a todos, no buscando mi propio bien, sino el de la mayoría, para que se salven. Seguid mi ejemplo, como yo sigo el de Cristo.

EVANGELIO

En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas: «Si quieres, puedes limpiarme.» Sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó, diciendo: «Quiero: queda limpio.» La lepra se le quitó inmediatamente, y quedó limpio.
Él lo despidió, encargándole severamente: «No se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés.» Pero, cuando se fue, empezó a divulgar el hecho con grandes ponderaciones, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo, se quedaba fuera, en descampado; y aun así acudían a él de todas partes.

EL ENCUENTRO DE DOS QUERERES

Hoy encontramos en el Evangelio que nos propone la Liturgia de la Palabra, la sanación de un leproso, que ocurre en virtud del encuentro de dos quereres: el enfermo que "QUIERE" ser sanado por el Señor, y el Señor que "QUIERE" sanar al enfermo; el encuentro de un enfermo que expresa su querer "suplicando de rodillas" y el querer de un Dios que por encima de la estructura y rigidez de la ley, rompe el paradigma y "TOCA" al enfermo, recreándolo con su Palabra.

Con el querer de Dios para sanar al hombre de su enfermedad física, pero principalmente del pecado, que es la lepra del alma, podemos contar con toda seguridad, pero ¿qué tanto el hombre si quiere ser sanado de sus dolencias? Dios quiere sanarnos, pero ¿nosotros si queremos y buscamos la sanación de Dios? Miremos que a veces ni siquiera nos sentimos enfermos, no somos conscientes de nuestra propia lepra y nuestro cáncer espiritual, como enfermedad silenciosa, va destruyendo la vida espiritual que Dios puso en nosotros.

La primera lectura, en la que se refleja la aparente dureza de la ley frente a los infectados de lepra, sugiriéndose incluso como una cantidad de normas que expresan una falta de misericordia, en realidad están revelando las consecuencias funesta del pecado, que con todo, es la más grave lepra del hombre. El pecado nos hace impuros, nos arrebata la dignidad, nos aísla de los demás y nos excluye de la comunidad.

Jesús, movido por su compasión rompe con las estructuras de la ley y se adelanta para TOCAR al leproso, cosa que prohibía la ley. Increíble. Cuántas veces nosotros, frente al pecador, en lugar de entrar en contacto con él para sanarlo en el Señor, más bien lo excluimos, lo condenamos precisamente por ser pecador, lo rehuimos, lo apartamos.

Señor, que podamos descubrir nuestra lepra y que tengamos la humildad suficiente para buscar tu salvación.

Un abrazo
P. Juan Manuel Toro Vallejo

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