jueves, 5 de marzo de 2015

Jueves de la segunda semana de Cuaresma.

Jueves de la segunda semana de Cuaresma. Lucas 16-19-31 "Era un hombre rico...y uno pobre." Jesús propone una parábola; la parábola no es una histo

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Jueves de la segunda semana de Cuaresma.

Lucas 16-19-31

"Era un hombre rico...y uno pobre."

Jesús propone una parábola; la parábola no es una historia, sino un modo de expresar una enseñanza a modo de historia, pero sin relación alguna con la historia.

Por lo tanto no se ha de entender que realmente existieron aquel hombre rico, ni aquel hombre pobre. El rico y el mendigo Lázaro personifican dos posturas ante la vida que se cambian en el juicio de Dios.

En el Antiguo Testamento la riqueza se consideraba como una bendición de Dios; el Nuevo Testamento da un relieve mayor a la pobreza como actitud esencial para el encuentro con Dios; la postura del pobre, su dolor, en sí mismo una suplica que llega al Corazón de Dios.

Como ya se lo ha hecho notar, tres cosas principales quiere enseñar Jesucristo con esta parábola:

-no hay que poner la confianza en las riquezas, que son causa de muchos vicios y conducen fácilmente a la condenación eterna;

-los pobres son "los predilectos de Dios" (Juan Pablo II); la Iglesia los ama con "amor preferencial" (Documento de Puebla, 382); medita sobre ello y recapacita sobre la actitud frente a la injusticia;

-aprovecha más al hombre la verdadera justicia, fundada en la fe y en la penitencia, que las riquezas y los placeres.

Lo temporal -las riquezas y la pobreza- pasa muy pronto, como pasa el tiempo; lo eterno -la otra vida- permanecerá para siempre; lógico y prudente será asegurar lo eterno con el recto uso de lo temporal.

Vivencia:

Algunos santos estimulaban a sí mismos a la practica de la virtud, haciéndose esta pregunta: "¿De qué me sirve esto para la eternidad?" No debes descuidar lo temporal, pues de advierte el Concilio que "el cristiano que falta a sus obligaciones temporales, falta a sus deberes con el prójimo; falta sobre todo a sus obligaciones para con Dios y pone en peligro su eterna salvación."

Pero tampoco debes olvidar de lo temporal sin lo eterno pierde su sentido; es la fe, la vida de fe, la que orienta y da razón de ser a todas las cosas.

Fuente: El evangelio meditado por Alfonso Milagro, Editorial Claretiana.

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