Lunes de la vigésima primera semana.
Mateo 23,13-22
"¡Ay de ustedes insensatos y ciegos!"
Jesús
comienza su discurso contra la falsedad e hipocresía de los escribas y
fariseos con el condenatorio: "Ay de ustedes.." repetido en siete
distintas ocasiones...."
La
hipocresía no puede dar cabida en los hijos de Dios y discípulos de
Jesús; el Maestro es todo sencillez y llaneza, todo rectitud veracidad;
no pueden los discípulos ser de otra manera. La hipocresía pretende
disimular la falta de verdad y de bondad que hay en nuestro corazón.
La
hipocresía es maligna también para el ejercicio del apostolado, ya que
no es posible encubrir durante mucho tiempo y en todas las ocasiones la
falta de virtud y de sacrificio, la falta de amor a Dios y a los
hombres y cuando se descubre la realidad, los hombres sienten
instintivamente repulsión hacia quien les pretendía vender una
mercadería falsa inauténtica.
"Ay
de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas que recorren mar y tierra
para conseguir un prosélito y cuando llegan a serlo, lo hacen hijo de
condenación..."
Pudiera
ser que en ocasiones nosotros mismos cayéramos en esta maldición del
Señor, si es que a los que hemos tratado de atraer al Señor, a aquellos a
los que le hemos predicado el Reino, no les daríamos el testimonio de
una rectitud de conciencia a toda prueba.
No
basta tratar de convertir a la fe a los que no la poseen: es preciso
también ayudar a mantener en la fe a los que ya están en ella.
"¡Ay de ustedes, guías ciegos...."
Qué
responsabilidad tan grande la de nosotros que estamos por el Señor a
ser luz y en cambio somos tinieblas; que estamos destinados a ayudar al
prójimo para que no caiga y en cambio lo empujamos con nuestros malos
ejemplos y lo hacemos caer. Guías ciegos porque voluntariamente cerramos
los ojos a la luz; guías ciegos porque desconocemos culpablemente el
camino que conduce a Dios; guías ciegos, ya que nos vamos nosotros por
el verdadero camino que conduce a la santidad.
El
"Ay de ustedes" de la Biblia tiene, efecto, un sentido de reprobación y
de condenación y equivale, por lo tanto, a "serán condenados". Siete
veces repite el Señor Jesús esa condenación, dando cada vez las causas
de la misma.
Condenados por haber sido llamados a la conversación y no haber respondido al llamado.
Condenados
porque ni entran ellos en el Reino de los cielos, ni dejan entrar a los
demás; ellos, los técnico de ley, los dirigentes religiosos del pueblo,
llamados a abrir caminos al Reino de Dios, son los responsables de que
sus puertas permanezcan cerradas al mundo.
Condenados
porque cerraron sus ojos a la luz y de convirtieron en guías ciegos,
prefiriendo la oscuridad de su mente a la iluminación de la Palabra.
Condenados porque se resistieron a aceptar la verdad, arrastrando a los demás a un error y a la soberbia.
Tú
estas llamado a ser jefe en el pueblo de Dios; no lo dudes, ya que todo
cristiano debe estar constantemente cristianizado y dice el apóstol que
quien no es apóstol es apostata.
Vivencia.
Trata
de cumplir con aquellas obligaciones de acción apostólica que Dios te
haya encomendado; no pienses que tú puedas quedar al margen en el
esfuerzo de la toda la Iglesia por constituir el Reino de Dios, "el
nuevo cielo y la nueva tierra", es expresión de San Juan. Eso es obra de
todos y de cada uno de los cristianos, máxime cuando los cristianos han
sido llamados por Dios y comprometidos en la obra de la Iglesia. Sé
siempre y para todos luz verdadera que ilumine el camino de los que van
avanzando hacia el Padre; sé siempre ejemplar de todo y para todos, en
cuanto se refiere a la vida cristiana. Que el lugar de merecer tú la
repulsión del Señor, merezcas la aprobación del Maestro y el premio que
Él mismo promete y otorga a cuantos siguen de cerca y contribuyen a la
implantación de su Reino sobre la tierra.
Fuente: El evangelio meditado por Alfonso Milagro, Editorial Claretiana.
Los libros de esta colección puedes comprarlos haciendo clic aquí:
www.editorialclaretiana.com.ar
www.editorialclaretiana.com.ar
No hay comentarios:
Publicar un comentario