lunes, 4 de agosto de 2014

Lunes de la decimoctava semana.

Lunes de la decimoctava semana. Mateo 14,13-21 "Jesús respondió: denles ustedes de comer." He aquí un gesto del amor y de la misericordia de Jesús;

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Lunes de la decimoctava semana.

Mateo 14,13-21

"Jesús respondió: denles ustedes de comer."

He aquí un gesto del amor y de la misericordia de Jesús; así se manifiesta la inmensa ternura de Corazón de Cristo, que no le permite ver la necesidad y el sufriendo sin acudir en su solución y socorro; aquella gente estaba cansada y hambrienta y todo eso por querer seguir su compañía. No titubea Jesús en recurrir a sus poderes sobrenaturales para ir a su ayuda y aliviar la situación creada. "Sintió compasión de ellos y curó a sus enfermos."

Uno de los rasgos distintos del Corazón de Jesús, que aparece magníficamente en todas las páginas del Evangelio, es su compasión y misericordia para los pobres materiales y espirituales.

Jesús le dio el pan material a las muchedumbres hambrientas; por eso es que el hombre también siente hambre de Dios; hambre no menos exigente y no menos torturante que el hombre material; hambre de pan, hambre de Dios; es difícil que exista un hombre que no experimente una u otra clase de hambre y tan digno de compasión y merecedor de urgente ayuda es el que sufre el hambre de pan, como el que es torturado por el hambre de Dios.

Jesús no sacia el hambre material de aquella multitud de un modo directo, sino a través de sus discípulos; a ver a aquella gente abandonada, sin nadie que le enseñe las verdades que necesitan saber para su salvación -en frase bíblica: "como ovejas sin pastor", y desorientadas por la confusión que engendraba la doctrina farisaica- se compadece y prefiere que sus apóstoles que se queden sin el descanso que necesitan, antes que abandonarlas.

Así ha de ser el apóstol; un hombre que no puede permanecer indiferente ante las necesidades de los demás; ha de acudir en su ayuda, aun a costa de su propio descanso; por su prudencia, es verdad, pero con una generosa entrega y todo eso por amor a Dios y a los hermanos; es el apóstol se debe entregar con toda su vida y con todas tus fuerzas.

Dios quiere que hoy y ahora seas tú el que reparta el pan a los hambrientos, ya sea el pan material, ya el Pan de la Palabra de Dios.

Si los apóstoles se hubieran negado a repetir el pan milagroso, hubieran impedido que la acción de Jesús llegara a la gente, y si tú te niegas a ser los brazos de Jesús y a la boca de Jesús y la Palabra de Jesús, impedirás que Jesucristo llegue al corazón de cuantos rodean.

Los apóstoles pusieron en las manos de Jesús lo que tenia: cinco panes y dos peces, frutos del esfuerzo humano; lo demás ya corrió por cuenta del bondadoso omnipotente Jesús.

"Jesús levantó los ojos al cielo."

Era este gesto un acto oracional de Jesús repetidas veces constatando en el Evangelio. En eso Jesús se apartaba de la costumbre rabínica que decía: "La regla es que el que ora ha de tener los ojos bajos y el corazón elevando al cielo."

Para Jesús la elevación de los ojos, de la mirada al cielo, es una impresión visible, que no solamente supone, sino que también produce y ayuda a levantar el corazón al Padre Celestial.

Todo esto te está diciendo que debes caminar en la vida con los pies en el suelo, pero el corazón en el cielo y para que pongas tu corazón en el cielo te ayudará no poco el levantar también los ojos; has de saber mirar en todo su origen: todo viene de Dios, y si todo viene de Dios, todo debe llevar a Dios; no te detengas en esta tierras que es lugar de transito y no permanencia definitiva y final.

Toma, pues, todo lo de este mundo en su valoración en tanto en cuanto te sirva para llegar al termino, a la patria, al final para el cual Dios te ha destinado; no trates de explicar nada de la presente vida en sí, y por sí, sino en cuanto dice la relación al fin; así por ejemplo el dolor, el hecho de que ahora sufras, no tendrá sentido alguno, sino lo consideras como un medio que te ayude y te sirva para asegurar más y mejor el fin al que debes llegar, que no es otro que la posesión de Dios.

Vivencia.

Jesús nos reparte de continuo en Pan de la Eucaristía. San Juan toma será multiplicación de los panes como una promesa anticipada de la Eucaristía. Este milagro tubo típico-eucarístico; fue como el primer anuncio de la Eucaristía, Pan del cielo, Cuerpo de Cristo con el que son alimentadas las almas y fortalecidas en el camino hacia al Padre. Que ese Pan eucarístico, que se va multiplicando día a día para ti, para que tú puedas unirte más íntimamente con el Señor Jesús, sea recibido por ti con frecuencia y con el verdadero espíritu, que llegue a transformarte en otro Cristo sobre la tierra.

Fuente: El evangelio meditado por Alfonso Milagro, Editorial Claretiana.

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