sábado, 23 de agosto de 2014

Sábado de de la vigésima semana.

Sábado de de la vigésima semana. Mateo 23, 1-12 "No tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos." Hermoso la afirmación del Señor Jesús:

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Sábado de de la vigésima semana.

Mateo 23, 1-12

"No tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos."

Hermoso la afirmación del Señor Jesús: Él es solamente nuestro Maestro del que debemos aprender; no debemos acudir a otras fuentes ni buscar otros principios, ni de negar otras reglas que las que Él nos ha dejado en su Evangelio.

No pocas veces algunos pretenderán exponerte algunos principios morales, presentados con el pretexto de sociabilidad, de igualdad, fraternidad, liberación y otras cosas parecidas; no te dejes seducir por esos cantos de sirena; atérrate fuertemente al Evangelio y a sus principios y así estarás en la verdad.

Pero no te dejes tampoco seducir en la interpretación del Evangelio, pretextando ofrecerte el más puro Evangelio. Ya sabes que es la Iglesia la encargada de valer por la pureza del mensaje y de la interpretación del Evangelio; la Iglesia en su Magisterio ordinario por loa variados medios en los que llega a ti.

Añade el Señor Jesús, que si todos tenemos un solo Maestro y un mismo Maestro, en consecuencia todos somos hermanos.

Bella afirmación y de consecuencias insospechadas para la vidas de todos los discípulos de Jesús y en consecuencia para tu vida.

Si todos somos hermanos, todos somos iguales y no hay entre nosotros ni mayor, ni menor, a todos nos une una misma caridad, que es el amor de Dios, una misma fe, un mismo bautismo, una misma gracia, una misma vida que por todos nosotros circula invadiendo todo nuestro ser y nuestro obrar.

Si todos somos hermanos, ¿por qué no tratarnos todos como hermanos, por qué no ayudarnos como verdaderos hermanos? Es una pregunta que tú tienes que hacerte a ti mismo y proponértela como tema de tu examen de conciencia.

Pero somos hermanos no porque todos tengamos la misma piel o el mismo pigmento, ni porque todos hayamos nacido bajo los pliegues de una misma bandera, ni porque todos hablemos un mismo idioma o por cosas parecidas; no; para el cristiano algunas podrán ser dignas de todo respeto, no ser así otras; pero para él existe otra realidad principalísima, que es la hace funcionar toda su vida: la realidad de que todos somos hijos de Dios y, por lo tanto, todos somos hermanos.

Tú debes conservar siempre en lo más intimo de tu conciencia esta enseñanza del Maestro de que todos somos hermanos y debes mirar si a todos consideras tus hermanos y si a todos tratas como hermanos: al vecino que te molesta con sus rarezas, al subalterno que te crea algunos problemas, al superior exigente, al que no piensa como tú en materia de política o de religión… a todos sin excepción.

"El que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado."

A Dios le repugna la soberbia y la hipocresía. La crítica que hace Jesús de los escribas y los fariseos ha de mantener en permanente estado de alerta a todos sus discípulos.

Quien busca ser servido, desvirtúa el ejemplo del Maestro; servir es el gran lema del cristiano, especialmente de quienes son jefes de sus hermanos en la Iglesia.

No has de buscar los primeros puestos por vanidad; y si Dios te ha ubicado en algún puesto de dignidad (y piensa que el ser padre o madre de familia es una de las mayores dignidades) o de autoridad o gobierno, debes sentir profundad y sinceramente la imperiosa necesidad de humillarte interna y externamente, siguiendo el ejemplo del Maestro y Señor tiene razón porque lo soy. Si yo, el Señor y el Maestro, les e levado los pies, ustedes también deben lavarse los pies a unos a los otros (es decir, deben prestarse los servicios de una humilde caridad). Les he dado el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo hice a ustedes" (Jn 13,13-15).

La jerarquía cristiana está al servicio de los hermanos; Jesús da aquí la norma general de conducta, la actitud del espíritu que ha de tenerse, o que ha de haber en aquellos que tienen entre ustedes será el que los sirva."

No se niega la jerarquía y que, en consecuencia, haya quienes deban ocupar puestos de mayor dignidad, pues se afirma: "El mayor de ustedes", lo que es reconocer un orden jerárquico, sino que enseña cómo ha de conducirse y cuál ha de ser la actitud de espíritu que han de fomentar en si los que tienen esos puestos de autoridad.

Vivencia:

Ten a gloria el reconocerte discípulo del Maestro, que es Jesús; como buen discípulo oye al Maestro, obedécelo, sigue sus preceptos y aprende sus lecciones.

No busques ser ensalzado ante los hombres; prefiera que sea Dios el que te apruebe; has caso de lo que tu propia conciencia te dictamine y obra en conformidad con esa tu conciencia.

Las humillaciones ante los hombres pueden contribuir muy bien a la aceptación a los ojos de Dios; por eso no le temas; Dios te las permite porque quiere hacerte de ti un alma sencilla, con aquella sencillez que Él dijo que es el distintivo de sus verdaderos discípulos.

Fuente: El evangelio meditado por Alfonso Milagro, Editorial Claretiana.

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