viernes, 19 de septiembre de 2014

Viernes de la vigésimo cuarta semana.

Viernes de la vigésimo cuarta semana. Lucas 8-1-3 "Recorría las ciudades y los Pueblos proclamando y anunciando la Buena Noticia del reino de Dios."

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Viernes de la vigésimo cuarta semana.

Lucas 8-1-3

"Recorría las ciudades y los Pueblos proclamando y anunciando la Buena Noticia del reino de Dios."

Esa fue la misión de Jesús: proclamar el Mensaje de salvación; éste era su alimento, para esto vivía y a esto dedicaba toda su actividad; predicaba por pueblos y ciudades, a todos anunciaba y les proclamaba la Buena Nueva de la salvación.

La misma venida de Jesús a la tierra ya es una proclamación del Reino; es Jesús el que nos viene anunciar que el Padre quiere perdonar y salvar al hombre y que Él venia para eso precisamente y más que Él era la misma salvación.

Y Jesús proclama la salvación con sus palabras, con sus acciones, con sus milagros, con todo su evangelio.

Pero te he repetido con alguna frecuencia que el Cristo de hoy y de aquí eres tú, debes ser tú y, en consecuencia, eres tú el que ahora has de predicar la Buena Noticia, deberás ser tú el Mesías enviado por Dios al mundo de hoy, el profeta de destinado por Dios para la salvación de cuantos te rodean y debes anunciar esa salvación como Jesús con tus palabras, con el testimonio de tu vida, con las actitudes que adoptes.

Cuando Jesús se despide de sus apóstoles, les da el encargo de propagar su doctrina: "vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado" (Mt 28,19).

La Iglesia está en el mundo para evangelizarlo, pero la Iglesia evangeliza por ti, por tu medio, por tu acción; de ahí que toda tu vida sea evangelizadora y que tú tengas que convertirte en un Evangelio viviente, un Evangelio metido en el mundo para cristianizarlo, para salvarlo.

Si la Iglesia es "sacramento de salvación" para el mundo, lo será por ti; tú eres Iglesia y en consecuencia eres tú el verdadero sacramento de salvación del mundo.

"Lo acompañan los doce y algunas mujeres...que les ayudaban con sus bienes."

Así es el grupo de Jesús: un grupo de pecadores perdonados, que ya no pueden vivir sin Él. Su vida se hace donación a Jesús y así se entregan a Él y se convierten en sus discípulos y así recorren con Jesús los pueblos y aldeas, anunciando al Mesías que ellos han conocido.

Servir al Señor y servirlo con todo lo que tengas; ése debe ser tu lema.

Todo lo que tienes, todo lo has recibido de Dios y en ultimo termino todo lo tuyo es de Dios antes que tuyo, pues hablando con propiedad nada es tuyo Dios es el Dueño y Señor de todas las cosas y hay algunas cosas que te las ha encomendado a ti para su custodia, para que las emplees para el bien y provecho tuyo propio y de los demás.

Sirve, pues, al Señor con todas las cosas; pero con tu talento, con tus cualidades, con tus habilidades, con tu tiempo, con tus iniciativas y con tus planes, con tus esfuerzos y tu cansancio. Sirve también con tus bienes no sólo espirituales, sino también materiales o temporales. Sírvele con tu profesión, con tu trabajo, con tu actividad social; sírvelo con tu dinero y tus bienes terrenos, porque tampoco eso es tuyo.

Vivencia.

La obra de Jesucristo no ha terminado; perdura a trabes de nuestro tiempo y por los hombres de nuestro mundo; pero perdurará tanto cuanto tú y yo y todos los cristianos la hagamos revivir y actuar; en nuestras manos está la eficacia o la ineficacia del Reino de Dios, del Evangelio de Jesucristo. Cuando piensas en ti como agente evangelizador en el mundo, examínate sobre la honestidad de tus actos y de tus actitudes, sobre el ejemplo o el testimonio que das a los no creyentes y aun a los creyentes que viven su fe.

Fuente: El evangelio meditado por Alfonso Milagro, Editorial Claretiana.

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