martes, 23 de septiembre de 2014

Martes de la vigésimo quinta semana.

Martes de la vigésimo quinta semana.
Lucas 8,19-21
"Mi madre y mis hermanos son aquellos que escuchan la Palabra de Dios y la practican."
El verdadero parentesco de Jesús radica en la carne, sino en el espíritu.
La comunidad con Jesús más que en la sangre está en oír y hacer realidad la Palabra de Dios. María es Madre de Jesús por el Sí total y absoluto dado un día a la Palabra de Dios. "Hágase en mí según tu voluntad" (Lc 1,38).
El texto no es un rechazo de María, es más bien una alabanza. Ella fue un Sí a la luz y dio luz a la Luz del mundo; no se la apropió, la entregó y esta misma donación la hace Madre y hermana de todos los que siguiendo sus huellas con un sí a la Palabra y un ejemplo para hacer el hacer de la Iglesia.
Jesucristo aprovecha aquella oportunidad, no para negar el afecto filial y de piedad hacia los suyos, sino para comparar el simple afecto familiar "humano", al otro afecto de la gran familia cristiana basado en lo "sobrenatural."
Aquí tenemos un hermoso ejemplo que el mismo Jesús nos propone: a su Madre Santísima como ejemplo supremo de una escucha atenta de la Palabra de Dios.
Podemos leer en el Evangelio de San Lucas: "María conservada estas cosas y las meditaba en su corazón" (Lc 2,19).
"Su madre conservada estas cosas en su corazón" (2,51).
Hermoso ejemplo el que te da tu Madre celestial; tú lo debes - escuchar la Palabra de Dios, prestarle atención, leerla con detención y con gusto, aprovechando todos los momentos que el Señor te depare ya en las homilías, ya en cualquier lugar otro comentario escriturístico; y
-meditar la Palabra de Dios; no basta escucharla, o leerla; es preciso meditar lo que se oye, o lee; debes profundizar el sentimiento de la Palabra de Dios e irla aplicando a las diversas circunstancias de tu vida;
-cumplir la Palabra de Dios; solamente así se convierte en vida; no basta, pues, que conozcas la Palabra de Dios, que la medites en tu corazón, sino lo haces en orden de llevarla a la practica; a éstos precisamente, a los que cumplen la Palabra de Dios, se les promete la felicidad y éstos son los que, en verdad, pertenecen a la familia de Jesús y a éstos Él ama con amor entrañable.
Vivencia.
Después de leer el Evangelio de hoy será muy oportuno que te hagas algunas preguntas en orden de practica: ¿Tienes en tu hogar la Sagrada Biblia? ¿La lees con frecuencia y la comentas con los tuyos? ¿Has echo algún Curso o algún estudio en particular, para poder interpretar debidamente la Biblia? "El Santo Sínodo (nos dice el Concilio Vaticano II) recomienda insistentemente a todos los fieles, especialmente a los religiosos, la lectura asidua de la Escritura, para que adquieran la ciencia suprema de Jesucristo, pues desconocer la Escritura es desconocer la Jesucristo.
El evangelio meditado por Alfonso Milagro, Editorial Claretiana.
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