jueves, 11 de septiembre de 2014

Jueves de la vigésimo tercera semana.

Jueves de la vigésimo tercera semana. Lucas 6,27-38 "Amen a sus amigos, hagan el bien a los que los odian." La consigna de Jesús nos da es devolver

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Jueves de la vigésimo tercera semana.

Lucas 6,27-38

"Amen a sus amigos, hagan el bien a los que los odian."

La consigna de Jesús nos da es devolver bien por mal, hacer a los demás lo que deseamos que ellos hagan a nosotros y amarlos a todos con amor de misericordia.

El precepto más difícil que nos impone Jesús es quizás éste de amar a nuestros enemigos; pero es que el precepto va más allá: si amamos a nuestros enemigos, nadie tiene propiamente por enemigo al que verdaderamente ama; luego el precepto del Señor apunta no sólo a no odiar, sino a amar positivamente y aun más, a no tener a nadie como enemigo.

Ese es el cristiano; el cristiano a nadie tiene como a enemigo, aun a aquellos que lo persiguen y molestan y le causa no poco mal, el cristiano a todos ama, a todos procura toda clase de bienes, por todos reza, a todos bendice y a todos desea las mejores bendiciones de Dios.

No es que el cristiano no sienta el mal que lo hacen o el odio con que lo persiguen; el cristiano tiene un corazón humano sensible y acusa el impacto que recibe; pero aunque lo sienta, el cristiano ama a los que producen mal, reza por los que lo persiguen, desea el bien a todos cuantos a él desean el mal.

Y en esto también Jesús nos ha dado el ejemplo, pues nos amó, nos redimió y nos proporcionó toda clase de bienes espirituales y todo eso lo hizo precisamente cuando nosotros éramos sus enemigos por el pecado; nosotros debemos seguir este ejemplo de Jesús.

"Si aman a aquellos que los ama, ¿qué merito tienen?

Indudablemente que el precepto de amar al prójimo, incluso cuando ese prójimo se ha convertido en enemigo tuyo, es un precepto difícil y muy arduo para su cumplimiento.

Pero a pesar de esa dificultad insiste Jesús en su precepto; por eso nos pregunta: "Si aman a aquellos que los aman, ¿qué merito tienen?"

Porque si yo a los que me aman, no les debo amar precisamente porque me aman, sino aunque no me amaran; si los amo sólo porque ellos también me aman a mí, en el ultimo termino es a mí a quien me amo en ellos y Jesús en su Evangelio me dice que debo amar al prójimo a Dios y Dios ama no sólo a los que a mí me hacen bien y quieren bien, sino también a los que congenian conmigo o no se sientan inclinados hacia mí.

El merito es nuestro amor al prójimo no está tanto en que lo amemos, cuanto en que lo amemos en Dios y según Dios; de ahí que, cuanto más veamos a Dios en nuestro prójimo, más crecerá nuestro merito.

Amar a los que nos ama no es difícil, ni mayormente meritorio, pues hay una cierta reciprocidad: damos que nos dan, amamos porque nos aman.

"Sean misericordiosos... no juzguen..... perdonen."

El Señor Jesús nos propone tres aspectos, tres grados, tres dimensiones en nuestras relaciones con nuestro prójimo:

-sean misericordiosos... y la misericordia, la compasión, se realiza con el prójimo; el que es misericordioso no se atreverá nunca a hacer sufrir a los demás y cuando ve que los demás sufren, se siente tocado por ese mismo sufrimiento y puede repetir con el apóstol Pablo: "¿Quién de ustedes está sufriendo, sin que yo sufra por él?; ¿quién de ustedes está triste, sin que yo me aflija con él?; ¿quién está alegre sin que yo me regocije con él?';

-no juzguen: esto es también difícil de practicar; pero difícil y todo es obligatorio; y qué contrario que es este precepto de no juzgar a nuestro natural instinto de enjuiciar a todo y a todos; Jesús nos dice que no juzguemos; no estamos en condición de hacerlo porque no conocemos la profundidad, las intenciones o los móviles de los demás a los que pretendemos enjuiciar;

-perdonen: no queramos ser jueces, pero tampoco pretendamos ser verdugos; el castigo se lo debemos dejar a Dios a quien solamente en el ultimo termino y que por cierto lo emplea, después de ofrecer el perdón por todos los medios.

Vivencia.

No hagamos a los demás lo que no quieras que hicieran contigo; pórtate con los demás de la forma con que te agradecería que los demás se portaron contigo; ama, si quieres que te amen; perdona, si pretendes que te perdonen; ayuda, si buscas que te ayuden. Lo dice el Maestro: "Porqué con el criterio con el que juzguen, serán juzgados y con la medida que midan, se los medirá" (Mt 7,2).

Fuente: El evangelio meditado por Alfonso Milagro, Editorial Claretiana.

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