martes, 7 de octubre de 2014

Martes de la vigésimo séptima semana.

Pan y Vida se fundó para llevar consuelo, alivio, en tantos momentos difíciles que pasamos a diario ayúdenos a seguir http://bit.ly/1uVrtQZ __ Marte

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Pan y Vida se fundó para llevar consuelo, alivio, en tantos momentos difíciles que pasamos a diario ayúdenos a seguir http://bit.ly/1uVrtQZ

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Martes de la vigésimo séptima semana.

Lucas 10,38-42

"Maria, sentada a los pies de Señor, escuchando la Palabra."

Dos posturas ante Jesús: Marta y Maria se mueve en el campo de lo terreno y Maria escuchaba la Palabra; acción y contemplación.

Las Palabras del Señor acentúan la presencia absoluta del Reino Mesiánico eterno y espiritual, sobre todo lo puramente corporal y temporal; es la misma lección que nos da Jesús, cuando nos exhorta a que busquemos primero el Reino de Dios y su justicia y que lo demás se nos dará por añadidura (Mt 6,33); como también cuando afirma que su comida es "hacer la voluntad del Padre que está en el cielo" (Jn 4,34).

Al afirmar que Maria estaba "sentada a sus pies", se emplea una frase técnica para designar a un discípulo que oye al Maestro, así como también al afirmar San Lucas que Maria "escuchaba la palabra", emplea también un termino técnico, para designar todo el Evangelio, el mensaje de Jesucristo, toda su doctrina.

No pienses que estás eximido de dedicarte a la oración y a la contemplación, porque todo lo que haces en gracia de Dios, es en cierto modo oración; eso es verdad, pero no es menos verdad, que también necesitas dedicarte por algunos momentos de un modo exclusivo a la oración, a la lectura de la Palabra de Dios y a su meditación; mal podrás cumplir esa divina Palabra si no la conoces, si no la meditas, no la profundizas y mal podrás vivir esa Palabra de Dios si no pides de continuo en tus momentos de oración la fuerza de la gracia divina; no olvides que Jesús nos confirma categóricamente que "separados de mí, nada pueden hacer" (Jn 15,5).

Tampoco debes alejarte de la oración pensando que si eres laico, debes dedicarte a las cosas temporales, instaurando el Reino de Dios a través de ellas, pues mal podrás cristianizar lo temporal y evangelizar al mundo, si no dedicas tiempos especiales y exclusivos a la oración; la oración no debe circunscribirse a esos tiempos, pero la oración exige esos tiempos y los exige en profundidad y en cantidad.

"Hoy necesidad de pocas personas, o mejor de una sola."

Si se hiciera una sencilla encuesta entre los hombres de hoy en día sobre qué es lo único necesario, nos toparíamos con muy diversas respuestas y enfoques contradictorio, pues para unos lo único necesario es el dinero, para otros salud, para otros el bienestar, o el plan para comer, el vestido, la vivencia, la compresión entre los que nos rodean la paz.

Indudablemente que todas esas cosas mencionadas se requieren en la vida humana, que el Creador ha querido que sea corporal y espiritual, personal y comunitario o social; de ahí que sea preciso para el hombre vivir en paz, en justicia y honestidad y en mutua comprensión los unos a los otros; pero es que todos esos valores humanos entre sí una férrea cadena., sujeta a un primer anillo, que es Dios.

Si rompes ese primer eslabón, todos los otros se pierden, sin Dios no hay moral, sin moral no hay justicia, sin justicia no hay paz y sin paz no puede vivir; de ahí que, en el último extremo, el amor de Dios sea lo único necesario, pues teniéndolo a él, lo tendremos todo, mientras que careciendo de él, perdemos todo lo bueno y lo justo y lo hermoso y agradable.

Marta sentaba "muy ocupada en los quehaceres", preocupada por muchas cosas, distraída en no pocas obligaciones; todo ese cúmulo y la paz imprescindibles para reencontrarse dentro de sí misma y escuchar en su interior la Palabra de Dios, que la debía iluminar.

Las muchas ocupaciones de orden material y profesional y aun de orden apostólico en obstáculos para nuestra vida de oración y contemplación; también podrá el Señor recriminarnos como a Marta, diciéndonos, que "re preocupas y te agitas por muchas cosas:, cuando sin embargo, una sola cosa es necesaria".

Vivencia:

Si bien debes buscar entre todas las cosas "la única necesaria", que es el Reino, no se te pide que dejes las cosas de orden material: el trabajo, el estudio, el arte, el deporte, la amistad, en una palabra: la construcción de la ciudad temporal; no la debes dejar, si Dios te ha llamado a su Pueblo en calidad de laico, cuya finalidad precisamente es la construcción de orden temporal; pero sí se te pide que todo, absolutamente todo lo orientes al Reino de Dios, única cosa necesaria y en definitiva lo único que debemos buscar, ya a través de las cosas espirituales, ya de las mismas temporales, pero siempre en proyección escatológica.

Fuente: El evangelio meditado por Alfonso Milagro, Editorial Claretiana.

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