lunes, 10 de agosto de 2015

Lunes de la decimonovena semana

Lunes de la decimonovena semana. Mateo 17,22-27 "El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; lo matarán y al tercer día resucitar

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Lunes de la decimonovena semana.

Mateo 17,22-27

"El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; lo matarán y al tercer día resucitará."

A todos nos cuesta la aceptación no sólo de la cruz, sino aun de la idea de la cruz; sin embargo la cruz seguirá nuestros pasos y nos abandonará en toda nuestra vida. El termino será ciertamente la gloria de la resurrección, pero esa gloria deberá proceder indefectible el dolor de la cruz; si ahora te hallas en la etapa de la cruz, consuélete el pensamiento y la certeza de la resurrección y de la gloria.

Las Palabras de Jesús eran claras; la oscuridad venia a los apóstoles de no poder armonizar la idea que ellos tenían del Mesías, con sus padecimientos y su muerte. Por eso San Lucas dice que "les estaba velado, de manera que no lo comprendían (Lc 9,45).

"Los apóstoles quedaron muy apenados" por no comprender los planes de Dios; si hubieran sabido que aquella humillación y aquellos dolores del Maestro culminarían en la plenitud de la gloria de Dios en la resurrección, su abatimiento no hubiera sido tan desesperante.

Cuántas veces pasas tú por momentos semejantes a éste, amargándote aun desesperándote porla cruz que debes llevar sobre tus hombros; si en cambio comprendieras que con eso entra en los planes del Señor sobre ti y que todo deberá incidir en tu propio bien y felicidad, hallarías poderoso lenitivo y estimulante acicate en las pruebas de tu vida a fin de sobrellevarlas con más serenidad y paz en tu corazón.

"Los hijos están exentos."

Todo israelita varón adulto estaba obligado a pagar un impuesto anual de medio siclo de plata para el mantenimiento del templo; el estáter valía cuatro dracmas, que era lo justo para pagar por los dos, ya que cada uno debía pagar medio siclo de plata, que equivalía a dos dracmas: didracma.

Jesús se somete a esa ley, pagando por Él y por Pedro, pero no sin antes darnos la enseñaza de nuestra divina filiación: todos somos hijos de Dios Padre celestial y como tales somos libres de ataduras o legales limitaciones.

No en el sentido de que los hijos de Dios no reconozcan ni guarden ninguna ley disciplinar, sino en cuanto el amor que tiene el Padre los hace libres de toda presión o influencia, de tal suerte que los hijos de Dios cumplirán con las leyes, no tampoco por imposición cuanto por una exigencia del amor que tiene al Padre.

También hallamos en esta conducta de Jesús un ejemplo de la pobreza en que vivía el Señor con sus discípulos, que no tenían ni siquiera el didracma necesario para pagar el impuesto y se vio precisado a recurrir a sus poderes extraordinarios, haciendo milagros para salir del paso.

Vivencia.

Analiza tu conducta; mira si obras bien, si te conduces con rectitud, más por amor de Dios que por otro cualquier sentimiento o motivación. Las cosas que se hacen con amor y por amor y por amor tienen mucho merito y dan mayor sentido a la propia vida. Esa deberá ser la meta a la que orientes tus actos; hacerlos con amor y por amor; que sea el amor al Padre Celestial la explicación de tu modo de proceder en cualquier circunstancia de tu vida.

Fuente: El evangelio meditado por Alfonso Milagro, Editorial Claretiana.

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