sábado, 5 de julio de 2014

Sábado de la decimotercera semana.

Sábado de la decimotercera semana. Mateo 9,14-17 "¿Acaso los amigos del esposo pueden estar tristez mientras el esposo está con ellos?" La Iglesia

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Sábado de la decimotercera semana.

Mateo 9,14-17

"¿Acaso los amigos del esposo pueden estar tristez mientras el esposo está con ellos?"

La Iglesia es peregrina; va por este mundo caminando hacia el padre, conducidad por su jefe, Jesucristo, quien, puesto al frente del Pueblo de Dios, iluminando la ruta con la luz de su vida y de su mensaje y dándole fuerza con el empuje de su gracia, lleva a todos los hijos de Dios a la casa del Padre.

El término son los brazos de Dios Padre; el témino será indefectiblemente la felicidad de gozar del amor paterno. Será entonces cuando ya todos estemos juntos en una sola comunidda de amor: el amor infinito de Dios; no habrá ni llantos, ni penas, ni aungustias, ni necesidad de sacrificios, ayunos o privaciones, pues el Amor suplirá a todo con la fuerza de su infinito goce.

Pero ahora estamos en el momento del peregrinaje y el peregrino está sujeto al cansancio, al agotamiento, al ansia de llegar pronto a la patria.

Es ésta la necesidad del sacrificio, de la mortificación, del ayuno, de la negeación de nuestros gustos; son las gotas de sangre que diariamente debemos derramar en el cáliz, para poder disponer de la materia necesaria para nuestro sacrificio; son los granos de trigo con los que cada día iremos consiguiendo la harina de necesitamos para la hostia de nuestro ofrecimiento eucarístico.

Es decir que la hostia de nuestra vida no solamente seremos nosotros, sino que también la debemos amasar nosotros mismos. Y así, cada vez que debamos soportar una contradicción, o molestia, un cansancio, la negación de un gusto o deseo, la privación de una comodidad....debemos pensar: un gartito de trigo más para la hostia de mi Misa de mañana; un granito de una uva más para el cális de mi Misa de mañana.

"Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos....."

El mensaje del Evangelio es una enseñansa nueva, un espirítu nuevo; si nosotros somos odres viejos, gastados, sin fortaleza, no podremos captar la novedad del Espirítu del Señor.

Por eso la Iglesia nos invita repetidas veces también a pedir que el Espirítu Santo renueve la faz de la tierra, renueve nuestro espirítu, renueve nuestra mente y nuestro corazón. No olvidemos que en el lenguaje bíblico veterotestamentario la palabra "corazón" expresaba los pensamientos del hombre y ése era el sentido de la tan repetida petición de los salmos: "Purifica, Señor, mi corazón", es decir , purifica mis pensamientos, mi modo de pensar, mos criterios, mis enfoques de la vida.

La Vida de Dios es una nueva Vida, que el cristiano recibe para hacer de él un hombre nuevo; y con el himbre nuevo podremos construir los nuevos cielos y la nueva tierra, que serán el sacramento; signo e instrumento del futuro Reino de Dios.

Vivencia:

Abre el corazón a una gran confianza; Jesús es médico que sana todas las enfermedades del corazón y es el Amigo que atrae el más profundo consuelo a los espirítus conturbados.

Pero no dejes de analizarte con rigor, al par que con sinceridad, para constatar si tienes un espirítu nuevo, abierto al Espirítu, o si, por el contrario, estás cerrado...negativo....opuesto....

Fuente: El evangelio meditado por Alfonso Milagro, Editorial Claretiana.

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