miércoles, 1 de abril de 2015

Miércoles Santo.

Miércoles Santo. Mateo 26,14-25 "¿Cuánto me darán si se lo entrego?" Se insiste en la traición de Judas, dando detalles de la misma, a fin de demo

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Miércoles Santo.

Mateo 26,14-25

"¿Cuánto me darán si se lo entrego?"

Se insiste en la traición de Judas, dando detalles de la misma, a fin de demostrar por un lado la vileza del apóstol traidor y por otra la bondad e infinita compasión de Jesús, quien conociendo quién debía ser el traidor, sin embargo lo trata hasta el ultimo momento con paciente amistad, ofreciéndole el perdón.

Pero el afán de ser más y de poseer más ha roto ya en Judas la comunicación con el amigo. No se contenta Judas con el traicionar al Maestro, sino que ni siquiera tiene la más mínimas exigencias, como si ni apreciara la mercadería que estaba ofreciendo: "¿Cuánto me darán?"

Los cristianos de hoy no solemos ser mucho más exigentes que Judas; también solemos perder la gracia de Dios, que es lo mismo que perder a Jesús, sin valorarla; simplemente por una comodidad pasajera, o por una pereza inhibitoria, o por un interés material, vale decir, que por un puñado de monedas o billetes, por un negocio dudoso, cuando no por una falsa vergüenza, o por un miedo tonto.... Por cosas parecidas obramos contra nuestra conciencia y perdemos la compañía de Jesucristo, que no puede permanecer en un corazón que no sea recto y limpio.

"¿Seré yo, Señor?

El hecho de la traición de Jesús nos ha de recordar las palabras de la Sagrada Escritura: "El que crea estar muy seguro, cuídese de no caer" (1 Cor 10,12). Todos estamos en peligro de caer y todos caeremos, si no estamos en una continua vigilancia y no acudimos constantemente a la oración, para merecer la ayuda y la gracia de Dios

Los apóstoles no se sintieron seguros y aunque la conciencia no los acusaba, todos ellos fueron presentando su inquietud pregunta: ¿Seré yo, Señor?"

La humildad es la que nos puede mantener la gracia de Dios y alejarnos del pecado; debemos huir de las ocasiones de pecar, pues el que huye del peligro de las ocasiones de pecar, difícilmente peca.

El huir no es de cobardes sino de prudentes, y si en alguna oportunidad se requiere enfrentar el peligro para desafiarlo, será preciso que lo hagamos con verdadera humildad y no con arrogancia, confiando con nuestras personales fuerzas y capacidad, sino en la protección amorosa del Señor, que tendremos mucho cuidado en pedir con insistencia en la oración.

Vivencia:

Cuesta no podo el llegar a comprender a cómo Judas, que había sido elegido por el mismo Jesús para ser apóstol y te había presenciado la vida y los milagros de Jesús, pudo ser traidor y vender al Maestro.

Pero con menos cuesta llegar a comprender cómo un cristiano puede pecar, sabiendo lo que es el pecado y habiendo experimentado antes la infinita misericordia de Jesús.

Es el misterio del pecado, "el misterio de la iniquidad" (2 Tes. 2,7), que está actuando en este mundo y en el corazón del hombre, y que solamente será anulado y destruido "por el misterio del Reino de Dios" (Mc 4,11).

Fuente: El evangelio meditado por Alfonso Milagro, Editorial Claretiana.

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