miércoles, 21 de octubre de 2015

Jueves de la vigésimo novena semana

Jueves de la vigésimo novena semana. Lucas 12,49-53 "Yo he venido a traer fuego sobre la tierra." Algunos Santos Padres interpretan ese fuego por e

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Jueves de la vigésimo novena semana.

Lucas 12,49-53

"Yo he venido a traer fuego sobre la tierra."

Algunos Santos Padres interpretan ese fuego por el del Espíritu Santo, de la caridad, del celo apostólico por la salvación de los hombres.

Este fuego del que nos habla Jesús en este texto del Evangelio puede entenderse como el fuego del amor, el fuego del celo apostólico, porque el cristianismo es eso: la religión del amor, la religión del celo apostólico; así al menos parece interpretarlo la Iglesia cuando en la oración al Espíritu Santo lo invoca: "Ven, Espíritu, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor".

El amor que da sentido a la vida y a todas sus circunstancias y el celo que encauza las energías y polariza los esfuerzos y en aras de la fe; por eso el cristianismo es una escuela de celo y de acción apostólica; todo autentico cristiano es un hombre entusiasta, optimista, confiado y alegre; es un verdadero propagandista de su fe, un encendido apóstol que transmite el mensaje de salvación a cuantos rodean; es un soldado aguerrido, que lucha sin descanso contra el mal y el pecado, contra la inmoralidad y la injusticia; es un maestro que está llamando a enseñar a la gente el mensaje del Señor Jesús consignado a su Evangelio.

El cristiano es un hombre compenetrado con los ideales de Jesucristo, lleno de fuego que devoraba el Corazón de Jesucristo.

A apóstol cristiano no le arredran las adversidades, sino que lo aguijonean y estimulan a la acción apostólica; la antorcha del fuego de la fe que constantemente enarbola, es la llama que da luz a su vida y con la que pretende fuego a su alrededor, hasta el punto de poder definirse al apóstol diciendo que es un hombre que está envuelto en llamas; en llamas de la luz y en llamas de calor.

Pero el fuego al que ahí literalmente se refiere Jesús es el fuego de la lucha.

Dice un comentario evangélico: "Jesús no ha venido a traer la paz en el sentido material de la palabra, en cuanto que excluye el padecimiento en la tierra. Su mensaje se dirige a un mundo enemigo de Dios y empuja a los hombres a decidirse en pro o en contra de Dios. Y así los hombres se van dividir en dos frentes: los están por Dios y los que siguen con las pasiones desordenadas. La lucha adquiere caracteres trágicos dentro de la misma casa. Los ejemplos de los v 52-53 sirven para poder de relieve el sentido trágico del Evangelio. La confesión de Cristo encontrará oposición en seres muy queridos. El Evangelio hay que ponerlo por encima de los intereses y afectos humanos más sagrados. La discordia en el seno mismo de las familias se menciona en la apocalíptica judía y se considera parte de los dolores mesiánicos, que procederán al alumbramiento del Mesías."

"¿Piensan que he venido a traer paz a la tierra?"

El tiempo que se inaugura con la presencia de Jesús en el mundo no es tiempo de comodidad sino de esfuerzo, de lucha y decisión.

El tiempo de la paz vendrá después; el trabajo y el esfuerzo (lucha en sentido amplio) por la instauración del Reino de Dios provoca la división de los hombres, ya que unos lanzan decididamente a la instauración en el mundo de la justicia, de la verdad, del amor y de la paz, mientras otros obstaculizan también decididamente esa acción.

Ha llegado el momento de las decisiones; no cabe la neutralidad; la decisión en pro o en contra de Jesús romperá la paz en el seno mismo de las familias; es que toda paz se aceptable: hay otra diferencia muy grande entre la paz de las alturas y la paz de los pantanos, entre la paz de los conventos y la paz de los sepulcros; no será aceptada la paz de la indecisión o de la neutralidad, ni la paz de la aceptación de un "statu quo" injusto o opresor; ni la paz que provenga del no querer comprometerse con la propia acción y la propia vida para el advenimiento del Reino de Dios, esperando que sean otros los que se quemen, o sean quizás los Ángeles de Dios los que vengan a hacerlo.

Vivencia.

No interpretes mal este texto del Evangelio; Jesús ha venido a traer la guerra con nosotros mismos, con nuestros instintos, con nuestras pasiones, con nuestro orgullo y egoísmo; pero he venido a traernos la guerra con los demás.

Si con nosotros debemos ser exigentes, con los demás deberemos mostrarnos tolerantes; si con nosotros duros, con los demás blandos; si con nosotros difíciles en hallar justificativos para nuestra acciones, con los demás comprensivos.

Guerra con nosotros mismos, paz con los demás; guerra con nosotros no permitiéndonos ciertas reacciones que podrán ser muy naturales, pero que por eso mismo son muy poco sobrenaturales; paz con los demás ofreciéndoles siempre bondad, dulzura, amabilidad y buenas formas.

Exígete a ti mismo siempre más, pero no seas exigente con los demás, pues desconoces sus posibilidades.

Fuente: El evangelio meditado por Alfonso Milagro, Editorial Claretiana.

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