sábado, 5 de septiembre de 2015

Sábado de la vigésima segunda semana

Sábado de la vigésima segunda semana. Lucas 6,1-5 "Sus discípulos arrancaban espigas y, frotándolas entre las manos, comían." La Palabra de Dios ll

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Sábado de la vigésima segunda semana.

Lucas 6,1-5

"Sus discípulos arrancaban espigas y, frotándolas entre las manos, comían."

La Palabra de Dios llega a ti:

-en todo momento, en el menos pensado, en cualquier suceso o acontecimiento, en cualquier circunstancia de tu vida trivial que pueda aparecer, la Palabra de Dios está a tu alcance; no espera sino que tú sepas alargar la mano de tu reflexión;

-la Palabra de Dios se te aparece en forma de espiga repleta de sazonados y maduros granos, que tú no tienes más que estrujar en tus manos por medio de la atenta consideración y del detenido estudio y así con esos granos, ya limpios, de las circunstancias secundarias que los rodean, podrás alimentar tu espíritu.

¿Qué aprecio tienes a la Palabra de Dios? ¿Estás siempre santamente ávido de recibir la divina Palabra y cuando la recibes, lo haces con un verdadero deseo de aprovecharte de ella?

Jesús dijo que para Él su alimento consistía en hacer la voluntad del Padre celestial: "Mi alimento es hacer la voluntad del aquel que me envió" (Jn 4,34); a los judíos les afirmaba el Señor: "Si no hago las obras del Padre, no me crean; pero si las hago, aunque no me crean en mí, crean en las obras" (Jn 10,37-38).

"El Hijo del Hombre es Señor del sábado."

Los escribas y fariseos habían añadido al Libro de la Ley una serie de minuciosas observancias y prohibiciones que sobrecargaban la conciencia de los piadosos israelitas.

Siempre cayó la humanidad en el terror de considerar la ley, la ética, el orden, el poder más importante que el mismo hombre, como si el hombre hubiera sido creado para las cosas y no las cosa para el hombre.

Pero Jesús no piensa así; primeramente que Él como verdadero Hijo de Dios está sobre toda ley y sobre todo ordenamiento; Él es el Señor del sábado, el dueño de toda ley, que no tiene razón de ser sino Él, en su divina voluntad; y en segundo lugar, que Dios ha creado todas las cosas para el hombre, haciéndolo rey de la creación; al hombre lo ha creado para Cristo y Cristo para Dios.

Vivencia:

"Ignorar las Escrituras –escribió San Jerónimo- es ignorar a Cristo"; y tú puedes completar el pensamiento que ignorar a Cristo es ignorar la vida eterna. Apartarse de la vida y caminar hacia la muerte.
Pregúntate qué medios has empleado para llegar a un conocimientos más amplio y más profundo de la Sagrada Biblia; no pretendas lo imposible, vale la pena decir, llegar a entender el libro tan complejo, profundo y difícil por lo profético como es la Biblia, sin hacer ningún estudio particular.

No me digas que no tienes tiempo para esto, pues lo tienes para muchas otras cosas inmensamente más insignificantes y menos trascendentales; si te das tiempo para todo esto, con mucha razón te lo debes dar para llegar a conocer más y mejor la Palabra de Dios

Fuente: El evangelio meditado por P. Alfonso Milagro, Editorial Claretiana.

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