lunes, 4 de abril de 2016

Lunes de la octava de Pascua

Lunes de la octava de Pascua. Mateo 28, 8-15 Ellos corrieron a dar la noticia a los discípulos." Dos cosas no trae el Evangelio de hoy: La aparició

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Lunes de la octava de Pascua.

Mateo 28, 8-15

Ellos corrieron a dar la noticia a los discípulos."

Dos cosas no trae el Evangelio de hoy: La aparición de Jesús resucitado a las piadosas mujeres el el soborno de los soldados por parte de las autoridades de los judíos.

La aparición de las mujeres la reciben en orden a la misión que deben transmitir a los apóstoles, que habrán de ser los verdaderos testigos de la resurrección.

Debes mirarte a ti mismo en aquellas piadosas mujeres; también a ti en un momento determinado se te apareció Jesucristo, tuviste con él un encuentro o una experiencia religiosa vivida con profundidad; Jesucristo se te mostró como es: el salvador del mundo, el Hermano mayor a los hombres a quienes ama entrañablemente, y con ello tu corazón se llenó de gozo inmenso.

Pero Jesús no se te mostró para que tu sólo gozaras de su presencia, sino para que luego fueras y divulgaras y dieras a conocer aquella tu experiencia religiosa a los demás hombres con quienes vives, con quien trabajas, con los que de una u otra forma te relacionas.

Las piadosas mujeres "corrieron" a dar la noticia a sus discípulos. No sé si se puede afirmar lo mismo de ti, ¿has corrido, te has apresurado con una santa impaciencia por comunicar a los demás lo que tu viste?

"Llenas de alegría."

Las piadosas mujeres salen del sepulcro llenas de temor por los hechos extraordinarios que han presenciado y llenas de gozo a la vez por la noticia que han oído y por eso corren a dar la el mensaje a los apóstoles; esta diligencia y fidelidad mereció que Jesús se les apareciera y las llenara de mayor gozo aún.

Es que Jesús nunca se deja vencer en generosidad y ademas del premio de la otra vida, con frecuencia concede consuelos y alegrías espirituales.

Es una característica del mensaje del cristiano: Que debe proclamarse con una incontenible alegría, con exultación y gozo contagiables.

No faltan casos en los que se vive y se presenta el evangelio en un ambiente de abatimiento y tristeza; la resurrección del Señor Jesús no se debe mover a manifestar el gozo y la incontenible alegría con que el cristiano ha de vivir la seguridad de su salvación.

Los Ángeles Cantaron en el nacimiento de Jesús y lo acompañaron jubilosos en la victoria de su resurrección; el cristiano debe transmitir un mensaje profético lleno de optimismo.

Vivencia.

Nadie como el cristiano tiene tantos motivos para una vida alegre; si debe ser un testimonio del evangelio, ha de ser un testimonio feliz y entusiasta por la convicción de que está en la verdad y por la seguridad de que, pese a las cruces y padecimientos de la vida, el final siempre inexorable serán las alegrías victoriosas de la Pascua.
Por eso toda la vida del cristiano ha de estar impregna de las realidades pascuales.

Fuente: El evangelio meditado por Alfonso Milagro, Editorial Claretiana.

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