martes, 29 de marzo de 2016

Miércoles de la octava semana

Miércoles de la octava semana. Lucas 24, 13-35. "Algo impedía que sus ojos lo reconocieran." La estampa evangélica de los discípulos de Emaús nos p

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Miércoles de la octava semana.

Lucas 24, 13-35.

"Algo impedía que sus ojos lo reconocieran."

La estampa evangélica de los discípulos de Emaús nos presenta a estos discípulos ya desalentados y desesperados; para ellos Jesús ya ha muerto y con su muerte todo ha acabado; ellos ya se van.

La tristeza les impide hacer caso a lo que contaban las mujeres y aun algunos de los discípulos sobre el sepulcro vacío; ellos tenían su propia imagen del Mesías, que no encuadraban en marco de los hechos que ellos presenciaban: "Llevamos ya tres días desde que esto paso".

Los discípulos de Jesús se sintieron subyugados por la palabra y la compañía de Jesús, por eso cuando llegan al final de la jornada le ruegan con insistencia que se quede en su compañía: "Quédate con nosotros, porque ya es tarde y el día se acaba."

También nosotros nos hallamos en parecidas circunstancias y tenemos que rezarle al Señor Jesús: "Señor, quédate con nosotros, porque sin Ti es noche cerrada para el alma, porque tú eres su luz, su alegría y su consuelo."

Ellos contaron.......... cómo lo habían reconocido al partir el pan."

Aquellos discípulos de Emaús conocieron a Jesús en la fracción del pan. Ellos eran unos prófugos; la conversión que habían tenido con Jesús encendió sus corazones y les despertó la confianza.

Jesús se dio a conocer en la Eucaristía; es que allí es donde Jesús se encuentra y allí Jesús habla al corazón y lo colma con su gracia.

Junto a Jesús en la Eucaristía se siente uno feliz, porque él llena todos nuestros deseos; estar con Cristo es la mejor manera de encontrarlo pero no se puede tener prisa, pues el trato con Jesús reclama todo nuestra atención.

¿Estás acostumbrado al trato íntimo con Jesús?

Cuando uno ha experimentado el trato con Jesucristo, necesita encontrarse frecuentemente con él; cuando Jesús se queda, las cosas se ven y se viven de otra manera.

¿Deseas sinceramente que Jesús se quede contigo para siempre? ¿Qué haces para que así sucedan?

Jesús se nos acerca muchas veces en la vida bajo distintas formas: una enfermedad, un fracaso, un éxito, una alegría, un percance y muchas otras circunstancias de nuestra vida diaria son apariencias bajo las cuales se cubre el Señor; pero nosotros no lo conocemos.

Les falta luz a nuestros ojos para descubrir a Jesús bajo esas apariencias; si tuviéramos un poco más de fe, si supiéramos jugar todas las cosas con un criterio más sobrenatural, se abrirán nuestros ojos y veríamos a Dios en todas esas cosas, veríamos la mano de Dios en todo, nos sentiríamos seguros de su protección .

Procuremos nosotros no merecer el reproche de necios y tardos de corazón.

Fuente: El evangelio meditado por Alfonso Milagro, Editorial Claretiana.

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miércoles, 23 de marzo de 2016

Miércoles Santo

Miércoles Santo. Mateo 26,14-25 "¿Cuánto me darán si se lo entrego?" Se insiste en la traición de Judas, dando detalles de la misma, a fin de demo

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Miércoles Santo.

Mateo 26,14-25

"¿Cuánto me darán si se lo entrego?"

Se insiste en la traición de Judas, dando detalles de la misma, a fin de demostrar por un lado la vileza del apóstol traidor y por otra la bondad e infinita compasión de Jesús, quien conociendo quién debía ser el traidor, sin embargo lo trata hasta el ultimo momento con paciente amistad, ofreciéndole el perdón.

Pero el afán de ser más y de poseer más ha roto ya en Judas la comunicación con el amigo. No se contenta Judas con el traicionar al Maestro, sino que ni siquiera tiene la más mínimas exigencias, como si ni apreciara la mercadería que estaba ofreciendo: "¿Cuánto me darán?"

Los cristianos de hoy no solemos ser mucho más exigentes que Judas; también solemos perder la gracia de Dios, que es lo mismo que perder a Jesús, sin valorarla; simplemente por una comodidad pasajera, o por una pereza inhibitoria, o por un interés material, vale decir, que por un puñado de monedas o billetes, por un negocio dudoso, cuando no por una falsa vergüenza, o por un miedo tonto.... Por cosas parecidas obramos contra nuestra conciencia y perdemos la compañía de Jesucristo, que no puede permanecer en un corazón que no sea recto y limpio.

"¿Seré yo, Señor?

El hecho de la traición de Jesús nos ha de recordar las palabras de la Sagrada Escritura: "El que crea estar muy seguro, cuídese de no caer" (1 Cor 10,12). Todos estamos en peligro de caer y todos caeremos, si no estamos en una continua vigilancia y no acudimos constantemente a la oración, para merecer la ayuda y la gracia de Dios

Los apóstoles no se sintieron seguros y aunque la conciencia no los acusaba, todos ellos fueron presentando su inquietud pregunta: ¿Seré yo, Señor?"

La humildad es la que nos puede mantener la gracia de Dios y alejarnos del pecado; debemos huir de las ocasiones de pecar, pues el que huye del peligro de las ocasiones de pecar, difícilmente peca.

El huir no es de cobardes sino de prudentes, y si en alguna oportunidad se requiere enfrentar el peligro para desafiarlo, será preciso que lo hagamos con verdadera humildad y no con arrogancia, confiando con nuestras personales fuerzas y capacidad, sino en la protección amorosa del Señor, que tendremos mucho cuidado en pedir con insistencia en la oración.

Vivencia:

Cuesta no podo el llegar a comprender a cómo Judas, que había sido elegido por el mismo Jesús para ser apóstol y te había presenciado la vida y los milagros de Jesús, pudo ser traidor y vender al Maestro.

Pero con menos cuesta llegar a comprender cómo un cristiano puede pecar, sabiendo lo que es el pecado y habiendo experimentado antes la infinita misericordia de Jesús.

Es el misterio del pecado, "el misterio de la iniquidad" (2 Tes. 2,7), que está actuando en este mundo y en el corazón del hombre, y que solamente será anulado y destruido "por el misterio del Reino de Dios" (Mc 4,11).

Fuente: El evangelio meditado por Alfonso Milagro, Editorial Claretiana.

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martes, 22 de marzo de 2016

Martes Santo

Martes Santo. Juan 13,21-33; 36-38 "Les aseguro que uno de ustedes me entregará." Se nos narra en este texto el primer anuncio de la traición de J

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Martes Santo.

Juan 13,21-33; 36-38

"Les aseguro que uno de ustedes me entregará."

Se nos narra en este texto el primer anuncio de la traición de Judas; es un relato conmovedor por la descripción de aquel momento de intimidad de Jesús con sus apóstoles.

El evangelista nos hace caer en la cuenta de un detalle que no pasó inadvertido por su perspicaz vigilancia: dice que "Jesús se estremeció" a; tener que manifestar que "uno de ustedes me entregará."

El tono con que habla Jesús indica la inminencia de algo extraordinario, al mismo tiempo doloroso y triunfal.

Uno de los doce, escogido directamente por Jesucristo, que lo acompañó durante 3 anos de su vida publica, oyendo su predicación y presenciando sus milagros, recibiendo muestras extraordinarias de amistad, lo entregó en manos de sus enemigos.

La caída de Judas nos hace temblar a todos; porque si Judas cayó, también podemos caer nosotros; ni el carácter sacerdotal, ni la vocación al apostolado conceden el don de la imposibilidad de caer o impecabilidad, ni cambian nuestra naturaleza frágil y miserable, inclinada a todo lo malo.

Por eso debemos estar siempre alerta y tomar las precauciones, apartándose del peligro para no caer en pecado.

"¡Señor! ¿Adónde vas?"

La desorientación de los apóstoles es palpable y manifiesta; no entienden lo que les habla Jesús. Incluso Pedro protesta que seguirá a Jesús, hasta dar la vida por Él y, sin embargo, Pedro negaría al Señor pocas horas después de hacer gala de heroísmo.

Quien promete heroísmo, olvidando los detalles de la vida ordinaria, promete lo que no hará jamás; ser fiel en las cosas pequeñas y de la vida de cada día, es el requisito para luego ser fiel en los momentos más importantes y de mayor gravitación en nuestra vida.

¿Valoras los pormenores de la vida diaria?

Esta semana Santa es momento muy propicio para que analices tu seguimiento del Señor; tu vida de piedad ¿es intensa y sincera? ¿Lo manifiestas con el rezo diario de tus oraciones y del Santo Rosario? Tu trato con los suyos, con tus familiares en tu casa, con los compañeros en la oficina, ¿es un rato respetuoso y amable?

Vivencia:

En este martes de la Semana Santa podrías examinarte y ver si el Señor tiene motivos para quejarse de ti, así como se quejó de Judas. ¿Nunca has imitado a Judas entregando al Señor, traicionándolo? ¿Nunca te has convertido de apóstol en apostata?

Esto suena muy duro, pero es muy conveniente que en esta Semana Santa todos cobremos conciencia de nuestra persona; responsabilidad en la Pasión y la muerte del Salvador y que todos repetimos con el poeta:

"Lloren hermanos;

todos en Él,

pusimos nuestra manos."

Fuente: El evangelio meditado por Alfonso Milagro, Editorial Claretiana.

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